Se ha comparado tantas veces, de manera sesuda o más o menos humorística, la truncada visita de Obama, con la película de Berlanga Bienvenido, Míster Marshall, que tengo que resistirme a hacerlo, por mucho que el balón se quede botando en el punto de penalti. Pero le propongo al lector un ejercicio divertido: busque Bienvenido Míster Obama en Google y contemple estupefacto cómo a alguien le pareció un titular original en la mayoría de los diarios españoles.
Sevilla se preparó y se engalanó para la visita de Obama, como es lógico. Ocasiones como ésta, de promoción exterior de la imagen de nuestra ciudad, no surgen todos los días y nuestros mandatarios y el sector turístico y hostelero intentaron aprovecharlo al máximo. La ocasión merecía que luciéramos nuestras mejores galas, y Sevilla, en estas ocasiones sabe estar a la altura.
También era una magnífica noticia para los integrantes de la Plataforma contra la Guerra y las Marchas de la Dignidad –que se quedaron también compuestos y sin novio–, a quienes no les sobran las oportunidades para tener sus cinco minutos de gloria en las noticias, y que aprovecharon para promover la manifestación Obama Go Home. De nuevo aquí he echado de menos un poquito de esa creatividad nuestra que, sin embargo, sí se ha derrochado en los memes que he llegado a recibir –y a reenviar, lo confieso–.
Quedan para Sevilla los pasos de cebra pintaditos, las calles arregladitas y la jardinería cuidadita, al menos por una temporada y, aunque me da rabia que el presidente norteamericano no haya podido acercarse a Sevilla, espero, como nuestro alcalde, que pueda hacerlo en el futuro. Eso sí, para la próxima le vamos a pedir que se dé una vueltecita por otras zonas de la ciudad, a las que les viene bien también algún arreglillo.