Patrimonio inmaterial

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12 feb 2016 / 19:41 h - Actualizado: 12 feb 2016 / 17:34 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"

Todos tienen sus razones. Y seguramente son de peso. Pero también es verdad que se ha perdido una estampa que pertenecía al estreno de la Cuaresma y a la memoria de casi todas las generaciones de soleanos. El inmenso cañaveral de cera que alumbraba a la última dolorosa de la Semana Santa de Sevilla no se ha levantado este año en el presbiterio de San Lorenzo. Seguramente, ya no volverá a hacerlo y –eso dicen- podría ir disminuyendo paulatinamente los puntos de luz hasta convertir la estampa añeja en una batallita para contar a los niños. El altar seguiría siendo bello, de eso no hay duda al hablar de la priostía de la Soledad. Pero ya no será el mismo. El valioso retablo de Felipe de Ribas –que era de mi pueblo- fue limpiado en verano. Los modernos protocolos de seguridad, y la propia conservación del templo demandaban nuevas criterios conservativos. Todo eso está muy bien pero lo cierto y verdad es que también ha concluido una imagen que ya pertenecía al patrimonio inmaterial de la ciudad. La Semana Santa de Sevilla, afortunadamente es mucho más que la estridencia del metal y la aspereza de la arpillera. Se nutre de estas costumbres hermosas, de ritos repetidos que deberían contar con su propio blindaje. Si en algunas localidades protegen y promueven ritos remotos para evitar su desaparición, ¿por qué no hacer lo mismo con algunas costumbres que nos distinguen? Ahí queda la pregunta... ~