Pedro en el espejo de Pablo: Susana

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17 jun 2017 / 22:08 h - Actualizado: 17 jun 2017 / 22:08 h.

Mucho tendrían que convencerme para creer que los acólitos de Pedro Sánchez son la renovación del PSOE, savia nueva y vigorosa. Basta fijar un poco la atención para comprobar que lo que se presenta como «nuevo PSOE» no es más que esa parte del todo que no contaba con el favor de la anterior dirección. En los partidos , y el PSOE lo es y muy viejo, se cumple siempre el principio de conservación de la energía que, adaptado a nuestro objeto, se puede definir así: las direcciones de los partidos políticos ni se crean ni se destruyen y solo a veces se transforman. Porque cuando esto último ocurre, la nueva oligarquía resultará de la cristalización de materiales que durante algún un tiempo fueron de deshecho y que tuvieron como principal virtud el saber esperar. Todo termina llegando porque tampoco en política hay eternidad.

Así que, cambio, lo que se dice cambio, poco habrá en el PSOE, y mucho menos en las circunstancias actuales. Porque pasada la moción de censura de Pablo contra Mariano, Pedro sólo puede empezar a parecerse a Susana. De entrada, porque ya no hará falta que lo aten como a Ulises al mástil de Ferraz para no rendirse tentado a los cantos de sirena de Iglesias y Montero. Pasadas las primarias toca ponerse serio y cuidar de una nave que no está para mucha mar. El caramelo de que te hagan Presidente los de diputados de ERC, Podemos, Bildu y algunos más, se atraganta en la tráquea nada más desenvolverlo y darle un lametón para probar su sabor: de veneno amargo. De ahí que con celeridad proponga Pedro un pacto con las que él llama las fuerzas del cambio, es decir, con Podemos y Ciudadanos. La ocurrencia no tiene ni medio pase, como cualquiera que esté mínimamente informado puede saber, pero era mejor decir algo a quedarse encallado en los arrecifes. Quiere todo ello significar que del nuevo PSOE solo cabe esperar una fuerte oposición y prepararse para las siguientes elecciones. Quien se sienta desilusionado, que deje de leer cómics.

Pero con esto no terminan los problemas, más bien empiezan. Porque una vez superada la prueba de las ninfas acuáticas, el PSOE renovado tendrá que decidir qué significa eso de fuerte oposición y si implica que el no es no lo sea siempre y en todo lugar, o si por el contrario habrá espacio para debatir, proponer e incluso dialogar con un gobierno del PP que lo único que quiere es tiempo para que sus feas pústulas vayan supurando toda la miseria y reza para que la vergonzosa enfermedad que lo aqueja no le alcance al cerebro.

Pedro mirado en el espejo de Pablo es como Susana, pero con una debilidad. Sólo Andalucía puede legitimar el trato privilegiado que reclama Cataluña. La vida, como los bailes de Iceta, da muchas vueltas. Seremos testigos.