Viéndolas venir

Plástico

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Álvaro Romero @aromerobernal1
09 feb 2019 / 08:55 h - Actualizado: 09 feb 2019 / 09:02 h.
"Viéndolas venir"
  • Plástico

Hoy por hoy, billones de fragmentos de plástico inundan nuestros océanos, aunque solo veamos la punta de ese iceberg. El mundo no sabe ya qué hacer con tanto plástico y se estima que, el año que viene, el ritmo de producción de plásticos habrá aumentado un 900% con respecto a los niveles de los años 80. En aquella época, existían el casco de la gaseosa, la botella enjuagada para el vino y la talega de cuadritos para el pan. Apenas se necesitaban más envases, porque los huevos los cogíamos de las gallinas del corral, a por la leche íbamos a casa de la vecina que tenía vacas con la cántara de todas las tardes y el tomate para la siguiente temporada se concentraba a base de estrujarlo en los botes de zumo La Verja que terminaban empolvados en el desván.

Todo eso ya es historia, porque ahora venimos cargados del súper con zanahorias y lechugas envueltas en plástico, pan en plástico, yogures rodeados de plástico más allá del propio envase, zumos que vienen en tetrabriks de plástico que a su vez se agrupan en paquetes de tres o de seis que vuelven a liarse en plástico, y estos agrupados de nuevo en un conjunto plastificado que te lo meten en una bolsa de plástico. Cuando llegas a casa, necesitas sacar la compra de las bolsas de plástico, y a continuación desliar los productos del plástico primero en que vienen envueltos para dejarlos con su envase de plástico listos para ser consumidos: filetes envueltos en plástico, hamburguesas envueltas en paquetes de plástico al vacío, pan de molde y ordenado en plástico, huevos en envases especiales de plástico, bollería triplemente plastificada, pizas en plásticos más gruesos que ellas mismas y patatas plastificadas. Por supuesto, todo sabe a lo mismo: a plástico. De modo que solo cuando has colocado la compra, el volumen de plástico generado es mayor que el de los alimentos en sí. Literalmente. De hecho, se acaban antes los alimentos que el plástico acumulado en el cubo de la basura que no soportamos y terminamos echando al contenedor más cercano, como si cambiar de envases tanto plástico nos cambiase a nosotros de mundo.

Hace falta decir basta ya. Renegar del plástico, confiar en los envases naturales, en la cáscara y en el pellejo. Volver a la talega y acordarnos de tantos animales como mueren ahogados o ahorcados por el plástico que les ha hecho la vida imposible. Nosotros, animales también, iremos detrás si no ponemos freno a esta vida de plástico que dejamos que nos construyan.