La vida del revés

Políticos, sociedad y ‘tarugez’

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02 may 2019 / 11:22 h - Actualizado: 02 may 2019 / 12:04 h.
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¿Se puede llegar a ser presidente el Gobierno siendo un inculto? ¿Se puede ser presidente de diputación, jefe de la oposición, senador, diputado o jefe de campaña de un partido político importante, siendo un inculto? Ya les digo yo que sí, ya les digo yo que por mucho que queramos pensar otra cosa es lo que ya tenemos. ¿Por qué creen ustedes que en la campaña anterior no hemos oído una sola palabra sobre el futuro de la cultura española? Porque no saben qué decir, porque desconocen lo que es la cultura y lo que representa para un pueblo, porque a preguntas simples como qué libro está usted leyendo no tendrían una contestación que dar.

Lo que somos, nuestro ADN y cómo irá condicionando el futuro de la sociedad española; el criterio sobre el que se construirá nuestra sociedad del futuro; es, sencillamente fundamental para todos nosotros. Los impuestos subirán o bajarán, la sanidad la terminarán convirtiendo en el negocio del siglo o en algo de lo que podamos seguir presumiendo, los bancos ganarán miles de millones o solo cientos de millones para vergüenza de los españoles que miran atónitos cómo nos vapulean y no rechistamos, todo podrá evolucionar sin que dejemos de ser lo que somos. Pero si la cultura es maltratada o tiende a ser demolida, nuestra esencia se perderá por siempre jamás y nosotros con ella.

Ser culto te permite ser libre. Esta es una afirmación muy antigua aunque en pleno vigor. Y si es cierta (ya les digo yo que lo es) deberíamos estar preocupados seriamente por el maltrato y el ninguneo al que se está sometiendo a nuestros cimientos, a nuestras tradiciones, a nuestra forma de entender el mundo, a la sabiduría popular, a nuestro cine, a nuestra literatura, a nuestro teatro... Porque sin todo lo que conforma la cultura dejaríamos de ser nosotros, nuestro futuro dependería de eso que llamamos ocio y que algunos tratan de confundir con esa cultura tan pateada de la que aún podemos disfrutar, estaríamos condenados a claudicar ante el cetro de la frase vacía, del mensaje tosco y populista. Seríamos esclavos de la idiotez y de la mediocridad.

Los políticos que han llegado a conseguir lo que se proponían están convencidos de que la cultura no sirve para nada. Muchos de ellos se han apañado con arrimarse a la persona adecuada, con no decir nada que pretendiese tener un mínimo de profundidad, con intentar que la gente crea que lo importante son los impuestos, tener un buen coche y poder viajar a la playa en verano. Y les está funcionando porque las personas son más manejables cuanto más se alejan de la cultura.

Los dineros púbicos se malgastan. Incluso en nombre de la cultura, todo hay que decirlo. O no se hace nada o lo que se lleva a cabo es para echar un cable al hijo de una amiga que quiere ser artista y no tiene posibilidades y le vendría de lujo actuar en el parque de no sé dónde cobrando un dinerillo. Y ni es artista ni es nada. Es también pasa mucho. Es todo penoso. Si lo que han ido robando los políticos corruptos (solo eso) se hubiera destinado a la cultura, otro gallo cantaría.

Vuelvo a recordar que pasar por una universidad y conseguir un título no te hace ser culto. Son muchos los que siendo licenciados no pisan un teatro, una sala de cine o un museo, nunca jamás. No abren un libro ni por prescripción médica. La cultura no es lo mismo que saber mucho de puentes y solo eso.

El caso es que ser incultos nos convierte en auténticos tarugos. Y el tiempo nos enseñará, como ya ha pasado en otras ocasiones, que ser tarugos nos convierte en esclavos de los tarugos más astutos. Ni más ni menos. Y eso es peligroso.