Populismos generados

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03 mar 2019 / 07:51 h - Actualizado: 02 mar 2019 / 11:56 h.

La corriente populista que nos invade está logrando acentuar la división de la población mostrando perfiles anacrónicos que entendíamos superados. Está bien que se piense de manera diferente. En ello reside el acicate para mostrar argumentos y propuestas, con bases sólidas, que las diferentes corrientes de pensamiento ofrecen para afrontar los problemas de hoy. Desde luego, con visiones retrógradas nunca será posible acompasarse al ritmo vertiginoso que imprimen los cambios de la sociedad actual. Se precisa una mayor originalidad y frescura que estimule y señale el camino a las nuevas generaciones. Y, sobre todo, se precisa facilitar acuerdos, no levantar muros

Los populismos se alimentan de las patologías crónicas que sufrimos hoy y que el sistema social, político y económico, se encarga de avivar. Lo más grave es que no se vislumbran soluciones. La población mira hacia adelante y solo avista incertidumbre e inseguridad. Los líderes políticos están divididos y enfrentados, aún a sabiendas de que sin esforzarse en contar con los demás no podrán hacer realidad sus propuestas. Todo lo contrario. No tratan de llegar a los electores exponiendo la bondad y mayor posibilidad de realización de sus proyectos. No. Tienen que denigrar y tratar de destrozar al adversario, tanto personalmente como en su condición de miembro de un partido al que denigran también. Y el adversario contesta en el mismo tono. El clima de crispación, radicalidad y enfrentamiento está servido. No aprecian el hartazgo generalizado de los ciudadanos. Y de eso se nutren los populismos. Ellos, con sus posiciones identitarias, excluyentes y simples no favorecerán las soluciones para una sociedad cada vez menos justa y más desigual. Las harán imposibles