Por fin es Domingo de Ramos

Después de 342 días de espera, mañana comenzará una nueva Semana Santa. La blancura inmaculada del Porvenir volverá a anunciar que el día ha llegado

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23 mar 2018 / 22:11 h - Actualizado: 23 mar 2018 / 22:15 h.
  • La Virgen de la Paz. / Jesús Barrera
    La Virgen de la Paz. / Jesús Barrera

No es un sueño. No. Han pasado 342 días desde el último Domingo de Resurrección y hoy nos encontramos a solo unas horas del Domingo de Ramos. Así es. El día más importante y luminoso de la ciudad de Sevilla repliega su alma en la vieja Híspalis. Parece un sueño pero no lo es.

Cuando mañana amanezca buscaremos en casa el olor a pan recién tostado, puede ser que la chaqueta espere colgada en la puerta del armario y que busquemos tras la ventana una sola señal que nos indique que el día llega esplendoroso. Entonces, no habrá escapatoria. Diremos eso que teníamos tantas ganas de decir: ¡Por fin es Domingo de Ramos!

Y volaremos al pasado. Podrás recordarte con la mudita de estreno, el pelito peinado y agarrado fuerte a la mano de tu padre. Camino del parque, con el cucurucho de helado y los calcetines clavados a la altura de la rodilla. Podrás recordar a una Virgen llorosa viniendo puente abajo en busca de la ciudad y a la Paz del Porvenir derrochando la elegancia blanca que tanto nos ha hecho soñar. Son los recuerdos que todos atesoramos de ese día en el que el tiempo parece pararse. Sin lugar a dudas, el domingo más bonito del año, el más esperado, el más ansiado. Por eso, mañana la cuenta habrá terminado. La espera se habrá consumado.

Hay quienes esta noche nos acostaremos con la misma ilusión y el mismo nerviosismo que esa madrugada en la que los Reyes Magos visitan cada una de nuestras casas y nos colman de deseos cumplidos. Nos acostaremos estando seguros de que esa oscura nubecilla no conseguirá empañar una jornada que, como dice alguno, «debía ser declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad».

Seguro que en tu mente ya está dibujado ese itinerario que seguirás en una jornada en la que hay lugar para todo. Para ver pasos, por supuesto. Pero también para encontrarte con algunos amigos, con la familia, para piropear y comerte a besos a los más pequeños que, ese día, se engalanan de especial manera. Algunos también pondrán con la misma ilusión que siempre esa ramita de olivo que está llamada a colgar de la reja de la ventana durante el resto del año. En definitiva, ritos. Costumbres que contribuyen a hacer grande nuestra Semana Santa. Eso es lo que la enriquece, lo que la engrandece.

No lo imagines más. El momento ha llegado y no pienses que cuando el día de mañana pase el tiempo pasará volando y, una semana después, la espera nos parecerá eterna. Es el ritmo de los acontecimientos, el ritmo que los hace grandes, el ritmo que les corresponden. Y en esa cadencia llegará un nuevo Domingo de Ramos. Entonces, volveremos a sentir lo mismo que mañana, volveremos a emocionarnos, todo parecerá distinto cuando es idéntico. Disfruten de la partitura, de la nota hecha pieza, disfruten del Domingo de Ramos. ~