Hay ya más de cien municipios españoles integrados en la Red de Ciudades Amigables con las Personas Mayores, que como muchas otras redes municipales: ciudades amigas de la infancia, amigas de la bici, accesibles..., reúne esfuerzos y voluntades a favor de una sociedad más inclusiva y en la que los sectores vulnerables se sientan cómodos y reconocidos como sujetos de una transformación social y global encaminada a lograr un mundo más justo y solidario.
Cabe preguntarse en este contexto de profundización de la responsabilidad corporativa de los ayuntamientos, si no habría que abrir estas redes a todas las entidades que componen la ciudad. De poco sirve a la ciudadanía una certificación o etiqueta de calidad como ésta, si sus fábricas, comercios, colegios, centros comunitarios y bloques de viviendas tienen barreras arquitectónicas, por ejemplo
El envejecimiento progresivo de la población en España, ya hay más de ocho millones de personas mayores de 65 años, un 18%, obliga a tener muy en cuenta el dato y prever soluciones para las demandas que este sector que no quiere verse marginado de la toma de decisiones que les afectan como colectivo mayoritario de aquí a pocos años. En 2050 serán un 32% de los habitantes del Estado.
El Imserso coordina en España la Red compuesta por un centenar largo de municipios repartidos por todas las comunidades autónomas. Curiosamente, una de las demandas más universales de las personas mayores sin distinción de continentes es la de unas aceras bien conservadas que permitan caminar sin sorpresas desagradables, como losetas levantadas, agujeros y otros desperfectos peligrosos para todos y, especialmente, para las personas mayores.
Detrás de etiquetas como ciudades saludables y amigas de la infancia, por citar dos ejemplos que cuentan con sus respectivas redes, están conceptos más amplios como los de accesibilidad universal, diseño cívico o inclusivo,... que buscan aumentar la participación ciudadana en todos los ámbitos y combatir la creciente desigualdad que corroe nuestra democracia.