Pasa la vida

Pozos ilegales y homicidas

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
28 ene 2019 / 08:40 h - Actualizado: 28 ene 2019 / 08:42 h.
"Pasa la vida"
  • Operativo de rescate en Totalán (Málaga). EFE/Álvaro Cabrera
    Operativo de rescate en Totalán (Málaga). EFE/Álvaro Cabrera

Una persona decente tarda apenas un segundo en desestimar la tentación de cometer una ilegalidad. Quien se deja llevar por el gusto de la arbitrariedad y después se da cuenta de que su pillería genera riesgo a la integridad del prójimo, en apenas lo que tarda un suspiro se le activa en su conciencia la encomienda de hacer algo sensato para evitar males mayores. El niño Julen ya está enterrado en el cementerio de El Palo. A España le hierve la sangre a la espera de ver y escuchar a la insensata persona que no taponó el año pasado un enorme orificio ilegal en busca de agua en un cerro de Totalán. Tiempo ha tenido. Para qué se iba a molestar, si la boca solo tenía 25 centímetros de diámetro...

Pongan a punto el fiel de la balanza. A un lado, la ausencia de los más elementales mínimos de sentido común y prudencia, o de los resortes emocionales que en un segundo impelen a tirar la piedra (sobre el agujero) y esconder la mano. Ni siquiera un soplo de defensa propia para esconder ipso facto los 25 centímetros que delatan una prospección de 110 metros de profundidad. Al otro lado de la balanza, la vida truncada de un niño de dos años de edad, la inconmensurable y perpetua losa para su familia, y el descomunal esfuerzo de centenares de personas para quitarle 85.000 toneladas de tierra y roca al cerro en pos de un imperativo categórico: rescatar a quien podría ser el hijo de cualquiera de nosotros.

La familia de Julen acaba de ingresar en el censo de las víctimas de la imprudencia homicida. Rehenes de personas incapaces de renunciar al chalaneo del 'no pasa nada' para tomarse dos copas de más antes de conducir por la carretera. Al 'no pasa nada' cuando se maneja un brasero. Al 'no pasa nada' para urbanizar ilegalmente en preciosos y tupidos parajes forestales sin prever cómo salir de ellos cuando hay un incendio.

No tendrán consuelo cuando sepan que toda España ha empatizado con su desolación, y tamaña preocupación está permitiendo hallar otros pozos ilegales y temerariamente al descubierto, como ha sucedido en unos matorrales junto a Atlanterra, en Zahara de los Atunes. Nunca sabremos cuántas vidas van a librarse durante los próximos meses de una muerte súbita causada por una memez, gracias al enorme impacto mediático de este caso incluso entre las personas más descuidadas, insensatas y estúpidas. Las que habitualmente no tienen educados sus automatismos y reflejos para que sus comportamientos han de basarse siempre en el respeto a las normas y en pensar en los demás.