El pasado sábado se celebró una tertulia en Torres Macarena para debatir sobre la pasada Bienal y el futuro del festival sevillano. A pesar del puente, se dieron cita decenas de aficionados y la opinión general fue que algo tiene que cambiar en la cita porque cayó hace años en la rutina y que en cada edición se aleja más del flamenco, dando sitio en su programación a artistas que vienen solo a promocionar sus inventos, que luego no es que tengan mucho recorrido. Coincidieron muchos tertulianos en que es necesario que el director actual, Antonio Zoido, encargado de dirigir también la próxima edición, cuente con el mundo de las peñas, la crítica y la afición sevillana en general para intentar al menos que el festival salga de la rutina y encare su futuro con renovada ilusión. En mi opinión me parece miserable que el Ayuntamiento explote el flamenco en beneficio de la ciudad, cuando Sevilla aún no tiene su museo o un gran centro de documentación. Si no atiende a este arte como debería hacerlo, ¿es ético que solo piensen en la caja? Es verdad que el sábado solo había tres o cuatro decenas de aficionados en la peña macarena, pero estaban allí en representación de miles de personas a las que no les interesa la Bienal porque no pone por delante a la Sevilla flamenca, que es lo importante. Desde Torres Macarena se va a impulsar un movimiento de aficionados para que exijan un cambio de línea en el festival teniendo en cuenta los resultados de esta última edición. No es mala idea, en vista de que en el Ayuntamiento hacen oídos sordos a las críticas en general de una afición desencantada y molesta.