La sequía es un fenómeno meteorológico extremo. A medida que el fenómeno del calentamiento global se hace más patente en nuestro planeta, sus efectos son más perceptibles dentro del ciclo hidrológico, motivo por el cual los científicos pronostican períodos de sequías e inundaciones más prolongados. Por esta razón la planificación, la anticipación, los mecanismos de control y los mecanismos de cogestión y comunicación son prioritarios en su gestión. “Sin embargo, es muy tradicional en la vieja política de aguas que siempre ha practicado el Partido Popular, que se presente la sequía como una sorpresa y como algo insólito en nuestro clima” explica Luis Babiano, gerente de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas (Aeopas). Un “teatro político” que inventa conflictos territoriales de los que espera sacar “tajada” partidista cuando en realidad están provocados fundamentalmente por su “apatía” y su ausencia por su desinversión en políticas de agua y energía, explican este y otros expertos en política de aguas consultados por Ecoperiodismo.
Un ejemplo: La cuenca del Segura. Ahí el abandono de inversiones es evidente. La administración pública no ha realizado más inversiones en modernización de regadíos (ha paralizado el segundo Plan Nacional de Modernización de Regadíos que tenía como prioridad el uso eficiente de agua y de energía), y tampoco ha puesto en marcha estudios sobre gestión y ordenación de los recursos subterráneos vitales para dinamizar el impacto de la presente sequía, ni en mejorar dicotomía agua-energía que nos hubiera permitido tener muchas desaladoras auto-produciendo agua gracias a las energías renovables con los beneficios que eso hubiera traído al medio ambiente y para abaratar su uso (sobre todo agrícola). Dentro de esta apatía el PP ni siquiera ha realizado la conexión de tuberías con los agricultores que se lo demandaban. Eso sí en numerosas ocasiones el PP ha trabajado en insinuar y filtrar que la privatización del recurso permitiría tener esos recursos. Así, en vez desarrollar que los municipios de Murcia, Alicante y Almería tuvieran cada vez más garantía de suministro a través de la combinación de desalación y agua subterránea, el Gobierno del PP se preocupó únicamente de mercantilizar el régimen concesional y de amenazar de estos años con la privatización de la Mancomunidad de Canales del Taibilla.
La Mancomunidad de los Canales del Taibilla (MCT) se creó por Real Decreto-Ley de 4 de octubre de 1927. Su función primordial consiste en el abastecimiento de agua potable en red primaria en cuanto a captación, tratamiento, conducción y almacenamiento en depósitos de reserva. Su zona geográfica es de 11.000 kilómetros cuadrados, y las administraciones integradas en su órgano de gestión son el Gobierno Central, las comunidades autónomas y representantes de 79 municipios de las provincias de Murcia, Alicante y Albacete.
Este organismo autónomo abastece de agua potable a 2.400.000 habitantes de las provincias de Murcia, Alicante, y Albacete. En período estival en este territorio se superan los 3 millones de habitantes. En la actualidad la Mancomunidad tiene 448 empleados públicos.
Respecto a la provincia de Alicante, el Taibilla aporta agua a 34 municipios: Aspe, Hondón de las Nieves, Crevillent, Elche, Santa Pola, Alicante, San Vicente de Raspeig, Albatera, Algorfa, Almoradí, Benejúzar, Benferri, Benijófar, Bigastro, Callosa de Segura, Catral, Cox, Daya Nueva, Daya Vieja, Dolores, Formentera del Segura, Granja de Rocamora, Guardamar del Segura, Jacarilla, Los Montesinos, Orihuela, Pilar de la Horadada, Rafal, Redován, Rojales, San Fulgencio, San Isidro, San Miguel de Salinas y Torrevieja.
En septiembre tras un verano que incrementó la situación de escasez, se logró entrar en pánico. Un mideo que permitió el desarrollo de un decreto de sequía pero que hasta ahora no incluye actuaciones de emergencia para garantizar el suministro de agua en todas las cuencas (que no son solo las cuencas del Segura y Júcar).
“Todas las actuaciones que se aprobarán en esta situación de pánico deberían haberse realizado anteriormente y todas nos saldrán más caras ya que se realizaran de forma improvisada y bajo las fórmulas de emergencia; acelerando su contratación; rebajando los controles ordinarios de contratación y los requisitos medioambientales”, apuntan desde Aeopas.
Es sintomático que no se dote a las Confederaciones Hidrográficas para que extremen la vigilancia sobre el uso del agua, por ejemplo con satélites o reforzando la guardería. También brillan por su ausencia la puesta en marcha de las campañas de sensibilización que permitieron ahorros significativos en la anterior sequía. “Necesitamos que se intensifiquen y empiecen a emitir lo antes posible campañas de ahorro del agua, dando especial valor a la reutilización, y coordinándolas con las comunidades autónomas”, asevera Luis Babiano. El gerente de Aeopas resalta que su organización ya lo ha puesto en marcha como asociación a través de la campaña que está llevándose a cabo ya en la Ciudad de Córdoba pese a que tiene garantizado el recurso.
Por supuesto, no contemplan las principales medidas que necesitan nuestros regantes, que no es otra que la de implementar programas “urgentes” que fomenten el uso de las renovables para abaratar los costes de riego hasta en un 70%.
Mientras se aplican estas medidas, los responsables del Partido Popular siguen mirando al cielo para que llueva y amaine el temporal. La última gestión de sequía que hizo el PP costó numerosas restricciones de agua. En el año 2003 Más de 250.000 personas se enfrentaron en Murcia y Albacete a restricciones de agua durante 12 horas. Frente a esto desde el 2005 al 2008 gestionó por primera vez una sin ninguna restricción en nuestras ciudades.
Pero el turismo en Murcia, en Alicante, no puede estar mirando al cielo. No podemos decirle al turista británico que no venga este año que viene porque hay sequía y porque toda la cuenca mediterránea tiene sequía. No podemos decir al mercado de Frankfurt, al mercado de París o al mercado de Dusseldorf, que no puede tener pimientos, tomates o lechuga porque hay sequía. No podemos decir a nuestros ciudadanos que va a haber restricciones de agua en el abastecimiento a Valencia, en el abastecimiento a Murcia, porque hay sequía en el Mediterráneo. No podemos. Si España quiere ser un país moderno hay que apostar decididamente por la desalación y en un porcentaje importante. No va a suplir la totalidad del agua que se necesita pero siì debe garantizar el suministro permanente y unos usos mínimos con independencia de la climatología que se tenga. Además hay que percibir a la reutilización como una garantía para nuestros abastecimientos y una oportunidad para el medio ambiente y no como se está “vendiendo” un nuevo recurso para los usos agrícolas.
Además pensamos que tenemos que hacer las cosas de manera diferente y que, de alguna forma, exista un antes y un después en participación y en concertación social. Hay que impulsar un pacto social por el Agua pública que garantice la planificación, el control del agua y el buen estado de nuestros ríos. No existirá gestión eficaz si no se implementan medidas de control y ordenación de los usos.
ECOPERIODISMO
Ricardo Gamaza, periodista y divulgador agroambiental
ecoperiodismo@ricardogamaza.com