Pasa la vida

Proclamas obsoletas propagadas con tecnología novísima

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
24 mar 2019 / 11:37 h - Actualizado: 24 mar 2019 / 11:41 h.
"Pasa la vida"
  • Proclamas obsoletas propagadas con tecnología novísima

¿Qué diría usted si acude hoy en día a la oficina de un organismo público y ve que los funcionarios trabajan con máquinas de escribir y solo disponen de teléfonos de pared? Pensaría de golpe que ha entrado sin darse cuenta en el rodaje de una escena de 'Amar en tiempos revueltos' o de 'Cuéntame'. De épocas donde no se debatía sobre ciberseguridad. Ni sobre la enseñanza bilingüe. Ni sobre el cambio climático. Ni para demorar la edad de jubilación a los 70 años. Ni se pensaba en un impuesto por el uso de máquinas como fuerza de trabajo. Ese anacronismo que cualquiera percibiría a primera vista, ese desfase entre herramientas y expectativas, entre medios y fines, es el que acontece cada vez más en la gobernanza y en la política. Uso masivo de las tecnologías digitales más punteras para propagar continuamente y a gran escala una sarta de mensajes demagógicos y caducados cuya pueril fundamentación ha quedado más que superada en tiempos históricos precedentes. Nos están cocinando con robot doméstico un revuelto ideológico de cuando se guisaba con carbón.

Buena parte de la población aún no ha reaccionado para sincronizar las capacidades de sus flamantes dispositivos tecnológicos con los conocimientos más actualizados, rigurosos y útiles que tiene fácilmente a su alcance en muy pocos segundos. La inercia de la falsa comodidad, que desalienta la búsqueda de las nuevas certidumbres, está muy arraigada en los hábitos cotidianos. La consecuencia de esa pereza es estar expuesta sin vacuna a la 'infoxicación' con fines políticos y económicos. E incluso ser inconscientemente correa de transmisión de sus virus (digitales), que perjudican las mentalidades. Se están insuflando monodosis de argumentario desfasado. Se quieren inculcar polémicas inexistentes, cabreos injustificados, maniqueísmos de callejón sin salida, miedos infundados. Todo ello de modo cada vez más sofisticado, segmentando a la población para que cada cual solo chapotee en el caudal de trasnochadas seudoverdades donde mejor autoengañarse y no hacer caso a los desmentidos, a los datos, a las evidencias.

Tan grave erosión de las bases de una sociedad democrática, cuya estabilidad y progreso se fundamenta en los acuerdos entre personas y sectores diferentes, es una variante de la obsolescencia programada. Tan cierto como que se fabrican aparatos para funcionar menos años de lo que técnicamente sería posible, es la producción de estrategias políticas manipuladoras cuya credibilidad se sabe que caducará pronto. La impostura de la campaña del 'brexit' es solo el ejemplo más palmario. Ya no lo promueve ninguno de los líderes que encabezaron tan falsario patriotismo que solo conviene a unos pocos. Propagaron orgullo decimonónico con las tecnologías del siglo XXI. Se utilizaron de modo inmoral los datos personales de millones de británicos para hacerles llegar de modo constante mensajes de impactante simpleza. Juego sucio con 'big data' para aplicar a través de las redes sociales agresivas técnicas de 'marketing' comercial mediante las que percutir en el ánimo de la ciudadanía con un imaginario de nacionalismo del siglo XIX que entorpece la comprensión sobre todo lo que en su vida diaria es fruto de la interconexión europea y global.

Exija a los gobernantes, a los partidos, a cualquier organización política, empresarial o social, y a los medios de comunicación, que en tiempos de las telecomunicaciones con redes 5G no le intenten vender raciones de sectarismo de la época del telégrafo, de la diligencia o de las palomas mensajeras. Si no ponemos coto al ansia de convertirnos en cómplices de las manipulaciones, llegará el día en que la mayoría de los españoles piensen sin dudarlo que no ser libres es bueno porque el fin justifica los medios.