Pese a que los inversores pueden, de alguna manera, imitar un fondo índice mediante la adquisición de otros instrumentos financieros tales como fondos negociados en la Bolsa o fondos comunes índice, sin embargo, los productos estructurados gozan de la ventaja de poderse usar para replicar otros activos tales como divisas y materias primas.
Una segunda categoría la forman los Fondos Índice Acelerados en los que el inversor participa en el crecimiento del índice o del activo subyacente siempre y cuando, al vencimiento, el valor sea mayor que al inicio. Por el contra, si al vencimiento, el valor del índice o activo subyacente es menor que al inicio, el inversor perderá la misma cantidad en que se devalúe el Fondo.
El tercer grupo o categoría de Fondos Índice está formado por los Fondos Índice Inversos. Este tipo de fondo es similar a los Fondos Índice estándar, salvo que, en este concretamente, si la cotización del activo subyacente cae, el fondo aumentará su valor, al igual que ocurre cuando el inversor –en el supuesto de invertir en productos derivados–, invierte a la baja. Por ello, a este tipo de Fondos Índice también se les conoce por el nombre de certificados bajistas.
El último grupo o categoría de Fondos Índice lo forman los denominados Fondos Índice con Capital Protegido. Haciendo honor a su denominación, este tipo de fondos permite al inversor acceder a parte de la revalorización del activo o índice subyacente sobre el cual se fundamente, protegiendo el capital inicialmente invertido.
La participación en la revalorización del índice junto con la protección del capital inicialmente invertido puede variar en función del fondo. A cambio de ello, el inversor deberá renunciar a la obtención de los ingresos que pudieran rentar el activo subyacente. Si el índice se depreciase, se activaría la protección del capital y el inversor recuperaría su inversión inicial.
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