Las empresas de publicidad trabajan para que los anuncios respondan en todos sus aspectos al bien común. No vamos a descubrir ahora los valores excepcionales que la publicidad aporta a la sociedad. La publicidad es un medio de comunicación que mueve al buen entendimiento de las gentes, que informa con honradez, que difunde datos sobre lo que debe conocerse y utilizarse. Que pone al servicio del bien social los productos y servicios útiles, modernos, beneficiosos para las personas. De ahí que las empresas de publicidad admitan que los contenidos de los anuncios no puedan influir en lo negativo para las relaciones sociales. Buenos testimonios son las censuras al machismo y el desprecio a la mujer.
Pero ahora vamos a las realidades que vemos y oímos en televisiones, radios, periódicos impresos, pasquines... Y lo que vemos y oímos nos deja perplejo. Pondremos solo tres ejemplos de lo que consideramos no solo antipublicidad, sino algo mucho peor: considerar que el ciudadano que ve y escucha esos anuncios es un memo lato...
Nos referimos a la inmensa mayoría de los anuncios sobre colonias, automóviles y cosméticos. Cuando vemos esos anuncios, lo primero que pensamos es si hay personas atraídas por unos anuncios que resumen una perfecta estupidez. No aportan ni un solo valor que incite al comprador... ¿O es que sí existen personas que se creen lo que dicen? Porque si no existieran esas personas dudamos que haya tantas empresas fabricantes de colonias, automóviles y cosmético que estén dispuestas a tirar su dinero en anuncios inútiles. ~