¿Qué no entiendes del acento andaluz?

Muchos personajes públicos deben defender diariamente el acento de Andalucía

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30 ene 2018 / 09:38 h - Actualizado: 30 ene 2018 / 09:43 h.
"Sevilla Al Minuto"
  • ¿Qué no entiendes del acento andaluz?

Se ha convertido en algo natural que algunas personas que hayan nacido de Despeñaperros para arriba se rían –en las redes o donde sea– cuando un andaluz abre la boca. Incluso hay muchos que abiertamente reconocen que «les hace gracia» nuestro acento. Independientemente de que cierta forma de hablar pueda resultar más o menos agradable, la gracia o el chiste en el acento andaluz yo no la veo. Porque, entre otras cosas, no existe. Aproximadamente hay 19 variedades lingüísticas reconocidas en todo el territorio gracioso por excelencia, y si queremos ahondar un poquito más, incluso podemos trazar una línea entre Andalucía occidental y Andalucía oriental para comprobar que estos acentos no tienen absolutamente nada que ver entre ellos. De la cultura y la gastronomía ya ni hablamos.

El debate sobre nuestra –no sé por qué– peculiar forma de hablar parece que siempre está de moda. Hace unas semanas el presentador de un conocido reality show de la televisión pública nacional, Roberto Leal, tuvo que defenderse en las redes sociales por hablar sin ocultar que es sevillano. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, sufre a menudo comentarios ofensivos por lo mismo, y ahora el punto de mira está en la exitosa serie de Alberto Rodríguez, La Peste.

Bien es verdad que muchos espectadores han comprobado que el sonido de dicha serie es muy bajo y hay que hacer ciertos esfuerzos para comprender lo que están diciendo algunos actores. Pero de ahí, a creer que se está hablando en otro idioma y a ridiculizar una vez más la dicción del español más correcto de España, hay grandes diferencias.

Normalmente, un andaluz –ya sea de las dunas más profundas de Almería o del último rincón de Cádiz– no suele propinar flagrantes patadas al diccionario, sino que se expresa con un vocabulario bastante más rico y extenso que cualquiera nacido fuera de nuestras fronteras. Y además se entiende. Un andaluz sesea o cecea, pero a la vez cuida la coherencia y la cohesión verbal, y por supuesto no utiliza de forma incorrecta los pronombres como ocurre de forma tan frecuente por allí arriba con el clásico laísmo y leísmo.

Un sevillano, malagueño, gaditano, onubense, cordobés, jienense, granadino o almeriense no habla mal porque aspire las eses, se coma ciertas palabras, o abra las vocales; porque a la hora de escribir no comete faltas de ortografía ni gramaticales. Un andaluz, señores, no habla mal ni de forma vulgar, sino que se expresa de una forma mucho más inteligente porque economiza el lenguaje; y se expresa mejor que muchos españoles que incluso han olvidado el idioma oficial del país por defender una causa que ha provocado el mayor caos territorial que haya sufrido España.