Querido señor Google:

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17 jun 2016 / 23:57 h - Actualizado: 17 jun 2016 / 23:59 h.
"Google"

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Leo con estupor reverencial el caso de la abuela británica que pedía las cosas en Google por favor y dando las gracias y me acuerdo del día en que siendo muy niño le hice dos preguntas a mi padre yendo con él de la mano por la calle: la primera, que por qué saludaba a algunas personas con las que se cruzaba y a otras no, pero no recuerdo su respuesta; la segunda, que por qué insistía en saludar a algunos vecinos inhóspitos –no se me ocurre otro adjetivo– si estos no le devolvían el saludo, y aquí sí que me acuerdo de cada una de las letras de lo que me contestó: «Porque yo soy responsable de mi educación, no de la suya». Murió demasiado joven como para sufrir el que los bancos empezaran a robarnos de tú, el que los buenos modales fuesen arrojados definitivamente al baúl de las antiguallas y el que los vecinos se pusieran el móvil en la oreja para que al cruzarse unos con otros no tuviesen más que arquear las cejas. Pero de haber vivido lo suficiente, hoy sería él quien hubiese salido en los periódicos junto con la señora Amy Ashworth, cuya impertérrita buena educación es una pica de humana delicadeza en el Flandes de la despersonalización, la robotización, la besuguización de las masas embobadas. Dicen que lo importante de la educación no es la cortesía, ni el saludo, ni el usted, sino el ser mejores personas y hacer más por el prójimo. Bien, pues vengo de leerme los periódicos, escuchar la radio y ver los telediarios, y siento comunicar que si lo importante es eso, más vale que nos volvamos al usted, al buenos días y al gracias, porque no hemos aprendido nada de nuestros malos modales.