Quítese presión sobre la mujer

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06 ene 2017 / 22:15 h - Actualizado: 06 ene 2017 / 22:17 h.

Posiblemente nadie esté relajado, aunque lo parezca. Pero no les quepa la menor duda, que las mujeres están en alerta, y aun así los asesinatos por violencia de género aumentan, lo que quiere decir que es insuficiente lo que se está haciendo, y por supuesto no se trata solo de que las mujeres estén vigilantes, y recaiga la responsabilidad sobre las mismas, de no salir solas de noche, no llevar escotes exagerados, no fiarnos del varón de arquetipo defectuoso... ¡ya vale!

Quítese la presión sobre la víctima, porque además de insostenible, es una barbaridad emocional, que tritura la responsabilidad de ser mujer, y la convierte en un personaje temeroso, de baja autoestima, culpabilizado, empequeñecido y anulado, este suele ser el resultado de denunciar a secas, de alejamientos kilométricos a secas, o de una retahíla de medidas sin armazón, a ver si se acierta, para detener al asesino vivo, o suicidado... (Lo siento, pero parece que no se están enterando de nada, nada)

Acaba de suceder un hecho más que ilustrativo, que sirvió una cadena de TV privada, en las que su famoseo hace campaña contra la violencia de género de ‘Tolerancia Cero’, y que en la noche, donde la última imagen vampiriza el cerebro, con el macabro cebo de la cosificación encubierta del cuerpo, 2,3 millones de españoles consumieron atragantadamente las uvas, con un mensaje de la mujer como objeto ¿y por qué no se lucio como Adán con su tapa rabos el presentador, o mucho mejor por qué no, con el frio que hacia se dedicaron a su oficio, que era dar las campanadas? La responsabilidad, ni mucho menos hay que situarla en Pedroche, ¡estaría bueno! Ella fue como siempre la herramienta de uso, para acumular público, amén de mandar un recordatorio: las mujeres son lo que son, y sirven para lo que sirven.

Indecente cultura mediática, indecente doble lenguaje, indecente quienes les damos share, indecente quienes fomentan los estereotipos de género con tanta pedrería falsificada, que llenan nuestros armarios de vida, con motivos para creer que somos de uso, consumo y abuso de una sociedad enferma.