Los datos de crecimiento económico son positivos en Andalucía. Pero ocupamos los últimos puestos en renta per cápita y tasa de paro. Creemos que son dos las variables estructurales más importantes de este retraso: la estructura productiva y la de de nuestro mercado de trabajo.
1º) Nos falta base productiva. Ampliar esa base implica incrementar el tamaño PIB (nuestra oferta potencial es superior a la oferta real), pero para hacerlo es necesario una ampliación del sistema productivo, pensando fundamentalmente en la industria, en los distintos subsectores industriales, y en el I+D+i, ya que el sector industrial está retrasado, sin jugar el papel innovador y dinamizador del sistema productivo, y, además, la economía andaluza está caminando rápidamente hacia un proceso de terciarización (74 por ciento de la actividad productiva)
2º) Nos falta un mercado de trabajo con más tasa de actividad y más población ocupada. Téngase en cuenta que el 18 por ciento de la población española está en Andalucía (8’4 millones de habitantes), pero nuestra población ocupada, a finales del año 2017 no llegaba a 3 millones. Claro es que la dinamización de la variable primera llevaría a elevar y dar consistencia a la segunda. Junto con una actuación decidida en materia de formación y los toques necesarios en materia de contratación laboral
El «realismo estructural» que propugnamos, implica respuestas estructurales, es decir políticas reformistas de gran calado, no políticas cortoplacistas. El partido en el gobierno de Andalucía tiene el deber de liderarlas.