Este fin de semana se reconoce a dos grandes artistas del flamenco, la bailaora sevillana Merche Esmeralda en la Semana Flamenca de Palma del Río y el cantaor cordobés El Pele en la de Paradas, sin duda dos de las mejores semanas flamencas de España y dos de nuestros más grandes artistas. Gracias a festivales como estos los profesionales del arte jondo ven reconocidas sus trayectorias y no se sienten olvidados, como les ha pasado a tantos y tantos, por desgracia, como al cantaor de Linares Gabriel Moreno, que se fue hace unos días con escasos reconocimientos en su tierra y fuera de ella. Merche Esmeralda es una sevillana castiza, del casco antiguo, aunque vive en Madrid desde hace muchos años. Tiene casa en Sevilla y viene a menudo, quizá porque necesite refrescar los recuerdos de la infancia para revivir aquella etapa del flamenco, los años cincuenta y sesenta, con tantas figuras de primer nivel y una ciudad sin apenas tráfico ni grandes sobresaltos. Alumna de Adelita Domingo, como casi todas las artistas de esa generación, la de la posguerra, es una memoria viva del baile más auténtico, de esa tan laureada escuela sevillana que no es precisamente de aquella época, sino anterior, cuando grandes bailaoras de Jerez, el Puerto y Cádiz llegaron a los cafés de Sevilla para darle gloria jonda a esta tierra. Merche Esmeralda es una de las grandes maestras del baile del siglo XX y Sevilla casi ni se ha enterado. Sin embargo, mañana será homenajeada en Palma del Río, pueblo más sevillano que cordobés, pero cordobés al fin y al cabo. Y de la misma Córdoba es El Pele, el cantaor más genial de los últimos años, capaz de lo mejor y de lo peor sobre un escenario, depende hacia dónde sople el viento de los duendes, porque es un cantaor de inspiración, quizá el que queda, de los grandes. El Pele no es una máquina, es todo carne, corazón, vísceras. Una especie de niño grande, gitano, que hierve cuando siente una guitarra cerca.