Reflexión sobre Andalucía

La idea de buena vida que tienen de sí mismos muchos andaluces y una mirada sobre Andalucía desde fuera, no debieran ser incompatibles con conductas más apegadas a la competitividad, la innovación y el trabajo

Image
28 feb 2017 / 11:54 h - Actualizado: 28 feb 2017 / 12:22 h.
"Tribuna"

TAGS:

Por Manuel Jesús Marchena Gómez, Catedrático de Análisis Geográfico Regional. Universidad de Sevilla

Andalucía no se mueve en la globalización en el mejor de los mundos posibles, ni cuenta con espacios económicos –se acercan el litoral y el AM. de Sevilla– donde la productividad y la innovación nos encaminen a la convergencia europea, ni a un territorio emergente en la globalización . Bien es verdad –afortunadamente– que tampoco Andalucía a este respecto, presenta ventajas comparativas tipo economías asiáticas: en salario, desregulación social y ecológica, precariedad, autoritarismo, extractividad etc. Nos hallamos en esa mediana de dos velocidades, ni competitiva por arriba ni por abajo. Obvio es que salvando los conocidos archipiélagos económicos (mejor empresariales) de carácter aeronáutico, minero, químico, inmobiliario/turístico, oleícola, hortofrutícola costero o portuario, el territorio andaluz carece de crecimiento autocentrado en la mundialización. De ahí el valor de las políticas de equidad realizadas hasta ahora, pero con escaso impacto en retroalimentar el crecimiento económico hacia la convergencia europea y la inserción global. Incluso la equidad se difumina con las cifras constantes y estructurales de desempleo desesperante. El empleo lo crean las empresas y no la acción pública por sí sola. El mayor error de la descentralización autonómica ha sido pensar que es capaz de animar un desarrollo económico sostenido en un mundo global. Contemplando a las empresas como meros agentes dedicados a traducir incentivos económicos e infraestructuras en inversión, producción y empleo.

Las telecomunicaciones y la globalización han hecho que el planeta sea más pequeño y que la geografía física tenga cada vez menor importancia. Nunca antes en la Historia ha sido más fácil crear una empresa desde cualquier parte del mundo y obtener un impacto más global. Andalucía mantiene intactas sus ventajas históricas en posición, situación y recursos naturales y culturales, también por mor de la globalización, estas ventajas comparativas estáticas se relativizan, más aún, luego de un largo período de tiempo de su no aprovechamiento relativo. Sin embargo, Andalucía mantiene en este mundo hiperconectado el atractivo para vivir y las oportunidades de producir aprovechando la mundialización tecnológica. Falta lo que nunca sucedió en Andalucía: engancharse sin retardos a los procesos de cambio tecnológico, que implican mutaciones sociales e institucionales de acomodación a lo que se nos viene: la aceleración de la tecnología, a saber, prácticamente todos los aspectos de la vida serán transformados por la irrupción de la tecnología, que crece de forma exponencial para impactar en todo lo que hacemos y cómo lo hacemos. La eclosión de la destrucción creativa. La agenda de inserción pasa por el conocimiento masivo del inglés; de la experiencia internacional; del conocimiento de centros de excelencia formativa en el mundo avanzado; de ambición global; y de resolver problemas planetarios. Las nuevas formas intangibles de las ventajas comparativas dinámicas en la globalización

En esta suerte de introspección, la idea de buena vida que tienen de sí mismos muchos andaluces y una mirada sobre Andalucía desde fuera, no debieran ser incompatibles con conductas más apegadas a la competitividad, la innovación y el trabajo. Por consiguiente, a la inserción global (patología ombliguista), que demanda actitudes y conductas más racionales y económicas. El reto es cómo hacer compatible, el arte de vivir con el arte de producir. El desarrollo económico no es una exclusividad de la Administración, ni es la responsable final de producirlo. Sí lo es de construir una atmósfera favorable a la inversión empresarial en la globalización, con los medios, recursos e instrumentos que competen a lo público. Sin una vocación de prosperidad personal nos tendremos que conformar con vivir en un lugar, Andalucía, excepcional por su renta de situación y sus recursos naturales y culturales, con una renta per cápita media, que estaría entre los cincuenta primeros del mundo, si Andalucía fuera un Estado más, entre 175 países. Es el prototipo de una sociedad acomodada antes de haber sido rica; la Historia muestra que ello tiene consecuencias severas.