Reformas necesarias

Image
15 dic 2018 / 09:40 h - Actualizado: 15 dic 2018 / 09:42 h.

Las medidas que ha puesto en marcha la junta de gobierno de la Hermandad de la Macarena para aligerar su impresionante besamano no han pasado desapercibidas. El asunto era necesario. Seguramente urgente. Pero no se ha librado de esa discusión que siempre acompaña cualquier cambio que afecte a usos y modos consolidados aunque hayan demostrado desde hace tiempo su obsolescencia. Hay que partir de una premisa: la festividad de la Expectación es uno de los cultos –y acontecimientos ciudadanos- que mayor número de personas congregan, convocan y conmueven en esta ciudad.

Pero el acto piadoso, como casi todos, no ha sido ajeno a la progresiva masificación y a ese peligro o contaminación que convierte cualquier manifestación cofrade en un objeto de consumo. Para qué vamos a engañarnos: así lo ve ese nuevo público que se acerca a la puesta en escena de nuestras hermandades con otras motivaciones –imaginamos que respetables- que trascienden de la mera devoción. ¿Son nuevas formas de ocio? Podría ser...

Ya hablaremos otro día de ello pero ojo: sin la devoción que alienta la cercanía de la imagen todo se quedaría en una tramoya de plata, terciopelos y bordados para deleite de ciertos paladares. Y los tiros que maneja la hermandad no van por ahí. Aligerando y mejorando el acceso y la salida del besamano, al fin y al cabo, se valora a las personas que aguantan la cola con paciencia y fervor –heredados o no- para recibir ese soplo de Esperanza tan necesario en estos tiempos de zozobras. Enhorabuena.

P.S.: No dejen de rendirse a las plantas de la Virgen de la Esperanza en su basílica, reconvertida en salón del trono y cámara regia. Al final sólo está Ella. Saldrán reconciliados con muchas cosas.