Reputación y conciencia

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30 dic 2018 / 06:30 h - Actualizado: 29 dic 2018 / 08:05 h.
  • Reputación y conciencia

Einstein nos aconsejaba: "preocúpate más por tu conciencia que por tu reputación. La conciencia es lo que eres; la reputación, lo que los demás piensan que eres", sin duda, es un buen consejo, muy apropiado para estos tiempos en donde la gente se preocupa en exceso por lo que los demás piensen de ellos, llegando a invertir ingentes cantidades de tiempo, dinero y energía en la construcción de lo que consideran una "buena reputación", olvidándose de alimentar lo que verdaderamente son (su conciencia), lo que resulta bastante paradógico porque la madre de la reputación es, efectivamente, la conciencia.

¡Menuda tienda!

Imagínate un escaparate precioso, con luces de colores, decorado exquisitamente ¡es maravilloso! llama la atención de tus sentidos, te encanta, tomas la decisión de entrar en la tienda y una vez que lo haces... No te podías ni imaginar lo que allí te esperaba (nada que ver con lo que se mostraba en el escaparate, si lo llegas a saber, ni entras): los cristales estaban llenos de polvo -las luces estaban puestas con la intención de disimular-, apenas puede verse lo que venden porque la iluminación es deficiente, el lugar necesita urgentemente ventilación y no encuentras a nadie que te de una triste indicación... Una vez visto esto, lógicamente, te vas, el sitio no era lo que parecía... Acabas de visitar la tienda de la "reputación artificial": una vida planteada "de cara al escaparate" pero que, en el fondo, está vacía, oscura, desatendida... Entiéndeme, la reputación es importante, pero la "reputación real", no la inventada, sino la sustentada en lo que eres de verdad. Cuando "tu tienda" está atendida por la conciencia es cuando realmente se enriquece la experiencia y entonces las personas vuelven, se quedan, repiten contigo porque no hay imán más potente que la autenticidad y la coherencia de corazón y de mente.

Synéidesis y... ¡rasca y gana!

No, no es el nombre de una medicina (o, ¿quizás sí?) sino como los griegos llamaban a la conciencia: "Synéidesis", literalmente, con- conocimiento: de uno mismo, de lo que supone convivir con otras personas, del entorno... La conciencia es, en cierta forma, una medicina que hace que "la tienda falsa" de la que hablábamos antes, se desprenda de lo artificial y recupere su esencia. Piensa en los "rasca y gana", ¿dónde está el premio? exacto, justo debajo, cuando rascas todo el polvo de la superficie; las personas parecemos una suerte de "rasca y gana" andantes... Más veces de las necesarias, inventamos capas de polvo que cubran el verdadero tesoro que hay debajo, ¿por qué lo hacemos? los motivos son diversos: miedo, desconfianza, el "querer curarse en salud", el pretender aparentar...

Los tesoros anónimos

Reflexiona, cuando eres un tesoro andante, es una tremenda tontería que te cubras, "pero, ¿y los ladrones?" -puede pensar más de uno-, te sorprenderá saber que la mayoría de la gente no tiene malas intenciones, sino que se encuentran en una situación muy parecida a la tuya: son tesoros anónimos esperando a ser descubiertos (en primer lugar, por ellos mismos), compartidos, disfrutados... En el momento en que demos el necesario paso de quitar la capa de polvo de nuestro "rasca y gana", nos convertiremos en tesoros con nombre y apellidos: así la sociedad será más próspera, más rica -en todos los sentidos-, más sana, más consciente, más feliz... Hay que pasar de ser una "Sociedad Anónima Emocional" (donde no se suele mostrar lo que uno es ni lo que uno puede dar) a una "Sociedad Manifiestamente Humana" donde gana la conciencia, de la que bebe tu reputación, la real.