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Ricos y pobres

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Álvaro Romero @aromerobernal1
23 oct 2018 / 10:24 h - Actualizado: 23 oct 2018 / 10:28 h.
"Viéndolas venir"

Decir que siempre hubo ricos y pobres era en mi pueblo una manera entre irónica y jocosa de saludar a alguien por sorpresa antes de que te viera, pero la frase, aunque hecha, hace mella en quien cree que la diferencia entre ser rico y ser pobre radica en el dinero. Y nada más lejos de la realidad. Lo traigo a colación por ese vídeo que ha desatado tanta polémica en un colegio salesiano de Madrid y que he tenido la delicadeza de ver para decidir si escandalizarme o no.

Me he escandalizado finalmente, pero no por el contenido del vídeo, sino por la torpe reacción general -empezando por los medios- ante un supuesto ataque a las clases sociales más desfavorecidas frente a los ricos de siempre, como si el vídeo hablara de clases sociales o de dinero. No. El vídeo va de otra cosa. Porque ser pobre no tiene nada que ver con el dinero. El verdadero pobre no es el hombre pobre, sino el pobre hombre. El vídeo no vinculaba la mediocridad con la pobreza social o económica, sino con la pobreza de espíritu, y por extensión con la pobreza interpretativa, tan a la orden del día, como demuestra ampliamente la indignación por el vídeo.

Todos hemos conocido a ricos tan absolutamente pobres que solo tienen dinero. Y al contrario: a personas tan dignas en su pobreza que uno puede envidiar su portentosa riqueza, de esas imposibles de robar. Porque la riqueza, la de verdad, no es una condición circunstancial, sino una condición; ni una cuestión de acumular, sino una cuestión de soltar lastre para ganar libertad.

Solo cuando una sociedad comprende esto empieza a enriquecerse. Y la mejora económica puede ser una consecuencia, aunque sería un espejismo si fuera la única consecuencia. Lo hemos comprobado en la pasada época del delirio: cuánta pobreza entre tanto nuevo rico. Y se ha demostrado a continuación: la vuelta a la pobreza de tantos ricos repentinos radicaba en que su riqueza no era verdadera.

También ahora hay muchos españoles por debajo del umbral de pobreza, lo que revela no solo las pobrezas individuales, sino la pobre gestión como sociedad incluso de sus ricos. Si los padres de los alumnos siguen vinculando riqueza a riqueza económica y riqueza económica a éxito no porque lo diga ningún vídeo, sino porque lo piensan en su pobreza integral, tenemos un serio problema. Porque también lo pensarán sus hijos. Y así no hay manera de avanzar, es decir, de enriquecerse.