Rivera, Quim y Clown

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12 may 2018 / 18:56 h - Actualizado: 12 may 2018 / 21:31 h.

De frente, paso ligero, ar! ¡Un, dos, un, dos, papa y arroz! y así hasta el ciento cincuenta y cinco. ¡Ramírez, está usted arrestado! Las tonterías se las deja usted en la puerta de la sede. El ciento cincuenta y pico es cosa muy seria, añadió el jefe de distrito, queriendo evitar con la imprecisión que otro militante volviese a terminar el susodicho número con la fea rima que le va como anillo al dedo. ¡Alto, ar! La voz de Rivera empezó a escucharse por los altavoces y el público que ya estaba congregado empezó a agitar las banderitas. Hasta que no elijan a un President como ordena la Constitución, la pobre, ciento cincuenta y cinco y más ciento cincuenta y cinco. El ensordecedor estruendo de los aplausos evitó que se oyese a Ramírez repetir el verso libre.

En otro lugar de España tal día como ayer: «Cataluña vive una crisis humanitaria y por eso vamos a poner un lazo amarillo gigante en el balcón del Palau, entre otras medidas». Quien así habla es Quim Torra, futuro President provisional de la autonomía catalana en proceso hacia la República independiente de Catalunya. El nombre es largo, lo sé, pero estas son cosas de la provisionalidad y por lo tanto inevitables. El President auténtico está en Berlín, pendiente de la decisión de los jueces alemanes. Una verdadera crisis humanitaria en términos nacionalistas. Un auténtico esperpento en términos valleinclanianos. Más que lazos amarillos serían necesarias tiritas para tantos corazones partíos, de fuera y de dentro. Pero hemos topado con el Volkegeist, con el espíritu del pueblo que, como dicen los portugueses, es el que más ordena. Recóncholis, contra eso no hay quien pueda, de modo que solo cabe obedecer a la voluntad del Parlamento Catalán, única autoridad legítima.

¡Qué suene música trágica y romántica, que la batalla será dura y cruenta contra los expoliadores españoles, chupasangres! Lo siento, dice Quim, y pido disculpas por si alguien se ha podido sentir ofendido. ¡Cuánto romanticismo destila el nacionalismo de los ricos, en las Escocias, en los Flandes, en las Padanias, en el Quebec! La libertad de los pueblos pobres y sometidos la comandan las barrigas vacías y eso es incompatible con el romanticismo, la verdad. Además Carmen Calvo ordenó parar, ha prohibido todo atisbo de romanticismo, por cosificador. Acabáramos si así fuese, porque sin romanticismo no hay pueblo que quiere entrar en lucha cruel para negar al hermano. El fuerte latido del corazón de un pueblo que aspira a la libertad, sépanlo, no entiende de razones.

Si Dios existe debería castigarnos con alguna plaga. Pero antes podríamos darnos una penúltima oportunidad y para eso deberíamos empezar por relativizar muchos de los mitos que nos siguen condicionando la vida. Que formen gobierno para empezar a hablar. Impedirlo sería tan triste como la mueca del clown que llora por nuestra desgracia.