La Tostá

Rubem Dantas y el racismo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
23 abr 2019 / 07:40 h - Actualizado: 22 abr 2019 / 17:43 h.
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El percusionista brasileño Rubem Dantas ha declarado en una entrevista que “el problema del flamenco en España es el racismo”. No es la única tontería que ha dicho, por cierto, lo que indica que no tendría un buen día. Según el músico, el flamenco en España “ha quedado para los chiringuitos”, lo que es un insulto porque algunos de los mejores festivales de flamenco del mundo se celebran en España y suelen hacerse en grandes teatros o monumentos como la Alhambra o los Reales Alcázares de Sevilla. Por ejemplo, el Festival de Música y Danza de Granada, el Festival de Jerez, la Bienal de Sevilla o el Festival del Cante de las Minas. Que Dantas haya sacado lo del racismo, en relación con el flamenco, es un tremendo disparate porque no existe, ni existió nunca, ni existirá jamás dentro de este arte. Es más, es un modelo de convivencia entre gitanos y gachés desde hace dos siglos y la mayoría de los libros sobre artistas gitanos los han escrito autores que no lo son. Las biografías de la Niña de los Peines y su hermano Tomás Pavón, dos genios gitanos del cante, los escribí yo mismo, para no ir más lejos. Todos los monumentos que hay en España a artistas gitanos o gitanas han sido promovidos por sus admiradores gachés, por no llamarlos payos, que es un término despectivo que utilizan los propios gitanos. Los artistas gitanos son adorados, condecorados e idolatrados en Andalucía. Hay festivales y peñas con nombres de artistas calés por todo el país, y calles y plazas con los nombres rotulados de Antonio Mairena, la Niña de los Peines o Camarón de la Isla. Por tanto, ¿dónde está el racismo contra el arte andaluz? Dice el percusionista que “el flamenco no tiene el lugar que merece en España, porque al gitano no se le ha respetado”. Pero, ¿se puede aguantar esto? Un señor que vino de Salvador de Bahía en 1976, que solo encontró cariño, admiración y respeto, y dice que en el flamenco tenemos un problema de racismo. Naturalmente, cientos de personas se lo han tomado a cachondeo, porque no podría haber sido de otra manera. Cosas como estas no benefician en nada al flamenco, o como lo de hablar del machismo, precisamente cuando las mujeres ocupan un sitio en este arte que no habían tenido nunca.