Ruin pretemporada del 1-O

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Juan Luis Pavón juanluispavon1
24 ago 2017 / 23:33 h - Actualizado: 24 ago 2017 / 23:33 h.
"Pasa la vida"

Muchos dirigentes políticos y altos cargos a sus órdenes, por un lado, y periodistas / comentaristas especializados en la actualidad política, por otro, habían planificado su veraneo a tenor de la preocupante cuenta atrás hacia el ‘choque de trenes’ en Cataluña el 1 de Octubre. Calculaban que en los últimos días de julio y primeros de agosto podrían sestear más, pero se maliciaban que a mediados de agosto tendrían que estar operativos porque la ‘hoja de ruta’ independentista provocaría un órdago para escenificar con credibilidad institucional su promesa de organizar un referéndum secesionista. La realidad ha superado cruelmente a la conjetura.

Amagó el sanedrín del tripartito rupturista y se guardó esa baza en el teatro de gestos con o sin firma oficial. Pero las maniobras ya no se limitan a salir o no del armario en función de jugar al ratón y al gato con los plazos y los procedimientos. El intento de justificar el divorcio ha entrado en agosto en otra dimensión: aprovechar los imprevistos sucesos y sucedidos (ya sea un conflicto laboral en el aeropuerto del Prat, ya sean los atentados terroristas perpetrados bajo inspiración yihadista por jóvenes de Ripoll), para acomodarlos y acalorarlos a conveniencia de la estrategia preestablecida con el fin de ningunear o demonizar a todo lo relacionado con España y el Estado español.

La pretemporada veraniega del 1-O está siendo ruin. Las víctimas de la masacre en las Ramblas, de 34 nacionalidades, no se merecen que en su nombre se concedan medallas solo a los ‘catalanes buenos’ (los que llevan uniforme de la Policía Urbana o de los Mossos, hayan nacido en Murcia o en Castelldefels) y se desaproveche y menosprecie a los policías nacionales y guardias civiles que trabajan en Cataluña (hayan nacido en Tarrasa o en Orense), y a lo largo de muchos años han evitado asesinatos de ETA o del yihadismo. Y menos aún se merecen los turistas asesinados que la manifestación convocada para mañana sábado en Barcelona esté organizada evitando que sea un símbolo de toda España unida contra la barbarie. ¿Alguien le ha preguntado a los familiares de los portugueses, italianos, norteamericanos o australianos fallecidos o heridos si eligieron pasar unos días de vacaciones en la ‘nación catalana’, o en una gran ciudad española? ¿Ninguno se había organizado una ruta que también incluyera hacer turismo por Madrid, o Bilbao, o Valencia, o Sevilla...? ¿Si en Barcelona comieron paella en la playa o fueron al Museo del malagueño Picasso, no se sintieron turistas en España con toda naturalidad? ¿Alguna guía turística considera a la ‘Suite Iberia’ del gerundense Albéniz como música de otra patria?

En la calle está la concordia, ya sea en Zaragoza o en Badalona, por mucho que la ciudadanía está sometida a la manipulación, a la demagogia, a la maledicencia, a la insidia. España ha llorado por todas las víctimas sin hacer distingos sobre su lugar de nacimiento ni sobre su pasaporte. Ha sentido miedo con el ataque en las Ramblas igual que si se hubiera producido en el paseo marítimo de Benidorm o junto al Acueducto de Segovia. Y mañana sábado 26 de agosto desea que la manifestación se centre en condenar el terrorismo y defender nuestro modelo de sociedad abierta y en paz. No retorcer su finalidad para convertirla en una previa de la Diada del 11 de septiembre, retransmitida al mundo entero aprovechando el interés informativo en todo el planeta por un ataque terrorista en Barcelona, que en todos los telediarios aparece como España, Spain, Espagne, Spagna, Spanien,...

A la preocupación por la deriva de los líderes políticos del independentismo catalán en su afán por llegar hasta un escenario de golpismo contra la Constitución, confiando en que España les rescatará de su propio atolladero compensando su ‘apaciguamiento’ con más dinero y con más privilegios, se une un temor de mayor enjundia: las consecuencias para la seguridad de cualquiera de nosotros que acarrea, por culpa de los onanismos políticos identitarios, la evidenciada descoordinación entre las fuerzas policiales para prevenir y combatir el terrorismo suicida. Que no entiende de fronteras catalanistas. Es una cínica mascarada la campaña de propaganda que intenta hacer ver la autosuficiencia de la Generalitat con sus policías para plantar cara “como cualquier otro país” a una amenaza global como el yihadismo. Ha acontecido justo lo contrario: a los Mossos llegaron avisos por parte de agentes de la CIA, y de polícias belgas, y a pesar de eso no se han enterado de lo que movía y tramaba el autoproclamado imán de Ripoll. Para echarse a temblar.

La gran paradoja de esta ruin pretemporada es que no han utilizado políticamente en el Camp Nou el enfrentamiento Barça-Real Madrid en la final de la Supercopa de España. Como ya he escrito en anteriores artículos, no se crean que van de veras con la ‘desconexión’ de España mientras no renuncien a jugar la Liga futbolera.