Sábado de gloria

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03 mar 2017 / 18:37 h - Actualizado: 03 mar 2017 / 18:37 h.
"Pareja de escoltas"

Se ha impuesto una cierta cantinela que consiste en afirmar que llegamos saturados al Domingo de Ramos y con la ilusión debilitada. Es lo opuesto a quienes te miran por encima del hombro si dices que no acudes a algo que ellos juzgan el epítome de la más excelsa «sevillanía” (horrenda palabra y peor concepto). Yo, como procuro administrar mi libertad lo mejor que sé, confieso que llego pleno de energía a ver el primer nazareno porque no me siento obligado a asistir a nada que no desee. Además, por mi educación salesiana, confío en la Divina Providencia y me dejo sorprender por las cosas que insospechadamente se ponen a mi alcance. Este sábado, sin ir más lejos, entré en San Lorenzo y parecía que la plaza estaba dentro del templo. Frente a la reja de la capilla de la Soledad, había un enjambre felizmente tumultuoso, caras de alegría en todas las edades, voces infantiles, pequeños lloros... Sonaron allí por primera vez nombres que, aun desconocidos para sus propios dueños, los convertían ya en piedras de una devoción. Eran familias enteras que se acercaban a la Virgen antigua con sonrisa de esfinge. Y mientras el sacerdote uno a uno alzaba a los niños, estos miraban alternativamente a su madre y a la Virgen. Tendían sus manitas para tocarle la cara a una Soledad que no lo era, alteraban los cuidados encajes de su pecho y hasta hubo quien se atrevió a coger el pañuelo. Y rezamos. ¿Quién pierde así la ilusión más profunda y duradera? ~