Satanás y los escritores

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16 feb 2019 / 08:05 h - Actualizado: 16 feb 2019 / 08:12 h.
"Opinión","La vida del revés"
  • Satanás y los escritores

La cultura siempre supuso un verdadero inconveniente para los poderosos. Es mucho más sencillo ordenar un país si la sociedad está aborregada o es analfabeta. Anular la capacidad de pensar, destruir criterios o evitar que el personal pueda imaginar, es un cheque en blanco y al portador cuando hablamos de gobernar.

¿Qué es lo primero que intenta eliminar un dictador? Exacto, a los maestros que decían justo lo contrario a lo que representa ese sujeto, ese grupo de brutos, que llegan al poder a base de guantazos. ¿Cómo se escenifica el fin de una forma de pensar? Exacto, porque, cuando un dictador quiere cambiar las cosas, quema los libros y asesina a los que los han leído.

Los malos odian a los artistas, los malos no quieren ver ni en pintura (nunca mejor dicho) a actores, actrices, escritores, escultores o, sencillamente, al que piensa y puede hacer pensar a otros.

¿Qué haría el más malo de los malos ante un escritor? Dejen que imagine; acompáñenme, por favor.

- Bienvenidos al infierno. Mi nombre es Satanás. Durante toda la eternidad vais a coceros en esas calderas que podéis ver a vuestra derecha. Los padecimientos serán horribles y nada que podáis llegar a intuir se acerca a la realidad. Espero que vuestra estancia sea horrorosa. Horrorosa de verdad.

- Perdón, señor Satanás. Verá, es que a mí me habían dicho que todo esto era un cuento chino, que ni usted ni este lugar existían. Por eso me descuidé un poquito mientras vivía. Quisiera tener otra oportunidad. Me siento engañado. ¿No podría usted resucitarme un par de días para arrepentirme y eso?

- Vaya, un gracioso. A ver que alguien introduzca este alma en la caldera a presión. Mil doscientos años. Y si grita otros setecientos. ¿Alguien quiere decir algo más?

- Sí. Mire, yo no debería estar aquí. Se trata de un error. Seguro. Fui un modelo de bondad mientras vivía.

- Joder, siempre la misma canción. Venga, se acabó, todos a las calderas. No quiero escuchar una palabra más. Y lo digo también por ti. ¿Se puede saber qué coño haces? He dicho que entres.

- Señor Satanás, soy escritor y estaba fijándome en algunos detalles. Me gustaría en los ratos que no sea torturado poder escribir. ¿Podré?

- A este le devolvéis. Al limbo, al cielo, de vuelta a la vida, lo que sea. No quiero follones.

Pues eso, un clásico.