Señales

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09 feb 2019 / 15:21 h - Actualizado: 09 feb 2019 / 15:25 h.
  • Señales

Estos días azules y este sol de la infancia... La evocación machadiana es válida para situar estas jornadas esplendorosas en las que hemos anticipado la Semana Santa que este año tardará en llegar. Estas tardes arrasadas del sol que espanta fríos y miedos nos devuelven a ese tiempo detenido en el que no sabíamos casi nada pero en el que todo estaba por descubrir. La ciudad era entonces sólo una promesa lejana, calles que no tenían fin, islas de belleza que sólo alcanzaríamos de año en año en pos de las cofradías.

Estas tardes radiantes nos entregan el billete de vuelta a un Lunes Santo, tan lejano, en el que tus padres te dejaron, por fin, soltar su mano para buscar a los pasos. Fue con ese amigo que nunca falló; le buscabas por la calle bajo el antifaz en la noche del Miércoles Santo. Querías saludarlo con la pomposa inclinación de cabeza que habías aprendido espiando a los mayores, esos señores graves de chaquetas oscuras que pontificaban en el atrio después de cada culto.

Ha pasado mucho tiempo de todo eso. Pero hay una ilusión que aún permanece intacta, guardada en los pliegues del alma a pesar de los años transcurridos. Estos días azules y este sol de la infancia vuelve a dibujar una raya en ese mar sin riberas en el que todo estaba por hacer. La rutina del colegio, las tardes perfumadas de naranja y café, comenzaban a dar la vuelta a la vez que crecían la luz y la tibieza. Un día, a la hora del almuerzo, tu padre te entregaba aquel boletín de fotocopias grapadas que marcaba -negro sobre blanco- la definitiva fecha del gozo. Ahí no había vuelta atrás... Pero el niño que fue refresca ayeres en los ojos de sus hijas. Es una vuelta a empezar sabiendo que todo mereció la pena. Arranca un tiempo hermoso. No dejen de disfrutarlo con los suyos.