Sevilla Fútbol Club

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14 mar 2018 / 20:22 h - Actualizado: 14 mar 2018 / 22:49 h.

Una de las acepciones que el diccionario de la Real Academia española de la lengua debiera incorporar como antónimo al término rendirse sería, simple y llanamente, Sevilla Fútbol Club. Podría escribir estas líneas como sevillista, que lo soy, pero lo hago como amante de causas imposibles, rectifico casimposibles, como defensor siempre del débil frente al fuerte, David contra Goliat, como luchador de aquello que parece inasumible, inabarcable...

Hablo del Sevilla FC como marca de un club que lo convierte en especial, único, diferente; no hay caso, supuesto o ejemplo que lo iguale o que lo imite. Parece que fue ayer cuando un 3 de junio de 2001 subíamos de segunda a primera división, y hoy casi 18 años después vamos a jugar casi 18 finales.

Todo este preámbulo se resume con el histórico partido que el Sevilla FC disputó en Old Trafford ante el Manchester United, contra el Club más poderoso del mundo, y que anualmente ingresa más que nadie en el planeta, la temporada pasada la friolera de 7.900 millones de euros de ingresos.

Hoy casi dos décadas después el Sevilla Futbol Club es objeto de estudio en Universidades americanas y europeas por su crecimiento, modelo de gestión o su progresión en volumen de negocios; y por parte de otros clubes se ha convertido en ejemplo a seguir en lo social y en lo deportivo.

Pero hay dos claves que no se enseñan en universidades y cuentas de explotación. Una, ha sido y debe seguir siendo, la unidad del sevillismo, estos 18 años que han pasado es fruto de ello, y todos son responsables del éxito. Permítame el lector este juego de palabras en el que creo firmemente, pero es así. Hay que estar con el que está. El que no esté con el que está, no está con quién debiera estar.

Y una segunda clave es que nos sigan metiendo en el ADN a todos los sevillistas -los que están y los que tienen que venir- que el Sevilla FC nunca se rinde.

Mientras tanto, ¡sé feliz!