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Rubén Castro y José Antonio Reyes se saludan tras el último derbi copero. / Manuel Gómez
La Liga encara el próximo fin de semana su último tercio y lo hace con Sevilla y Betis cumpliendo los respectivos ‘objetivos mínimos’ que se trazaron antes de comenzar la temporada.
La escuadra de Emery, sobresaliente en casa y deficiente fuera, afronta el tramo final desde un confortable quinto puesto, aunque lejos -ocho puntos- de la cuarta plaza Champions que es el sueño de todo el sevillismo y será difícil arrebatarle al Villarreal. La pelea por las plazas europeas con Celta, Athletic, Eibar o la misma Real Sociedad -a tres puntos de la séptima plaza- se presenta muy reñida, pues el desgaste de la Liga Europa, donde los sevillistas ya son los segundos favoritos, puede pasar factura a los ‘supervivientes’, entre los que también está el Valencia. En la Copa del Rey, el Sevilla ha cumplido de forma sobresaliente plantándose en la final, la decimotercera de los últimos diez años en distintas competiciones, lo que da buena idea de la enorme competitividad de este equipo. Pero este año ser finalista de Copa no garantiza la clasificación europea y, siendo el Barça el rival, habrá que amarrar al menos la séptima plaza liguera para repetir en Europa. O volver a ganar la Europa League, donde los de Emery volverán a centrar gran parte de sus esfuerzos.
El Betis, por su parte, también cumple su ‘objetivo mínimo’, aunque seis puntos de diferencia con el descenso, cuando aún restan 39 por disputarse, no son garantía ninguna de tranquilidad. Los verdiblancos solo han ganado uno de sus doce últimos partidos de Liga y bien harán en ganar varios de los siguientes ante rivales directos -Rayo, Espanyol, Granada...- para garantizarse un final de Liga plácido, pues si sigue sin sumar de tres en tres se puede ver de nuevo inmerso en una situación harto preocupante, ya que el tramo final de la Liga -Sevilla, Barcelona, Eibar y Getafe son su cuatro últimos rivales- es realmente complicado y más le vale llegar al mismo con los deberes hechos, pues de lo contrario se podría desatar el pánico. La temporada entra en su fase decisiva, la que lo da y lo quita todo y pondrá las notas definitivas a un curso que, de momento, en la Liga se va aprobando sin más.