Estos días me he preguntado qué haría si tuviera una fortuna y quisiera ayudar a mi país. Nunca le daría dinero al Gobierno para que lo empleara en lo que quisiera, porque, ¿y si lo destinaba a comprar tanques o salvar bancos en quiebra, de esos que sus presidentes dejan en la ruina y se van ricos? Vivo en Mairena del Alcor, que tiene una de las mejores bibliotecas de Andalucía, gracias, en parte, al empresario José Manuel Lara Bosch, de Editorial Planeta. De hecho, lleva su nombre. Otros empresarios españoles donan miles de millones de euros a programas de educación, asistencia social, investigación médica o becas para evitar la fuga de cerebros. Naturalmente, estos empresarios y sus fundaciones obtienen ventajas fiscales, aunque un porcentaje mucho más bajo que en otros países. España es el país que menor desgravación ofrece para incentivar el mecenazgo. ¿Podemos hablar entonces de intereses o de solidaridad y amor a su país? Habrá de todo. Ah, que se me olvidaba. Si yo fuera millonario invertiría en que creamos en la buena fe de las personas, sean o no ricas.