Sin más

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07 jun 2016 / 18:49 h - Actualizado: 07 jun 2016 / 18:59 h.
"Excelencia Literaria"
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En la etapa más controvertida de la vida, cuando somos más inestables que un parte meteorológico de invierno, y nuestra cabeza una vorágine de ideas sin concretar, es precisamente cuando nos ponen a prueba y nos asedian a preguntas sobre el futuro. Ante la encrucijada de nuestro destino de estudiantes, los adolescentes tenemos una respuesta mágica que neutraliza por unos instantes el atosigamiento de nuestros mayores: «Sin más».

De los creadores del «En plan» nace esta expresión camaleónica que deja K.O. a todo aquél que supere los 25 años, y en especial a nuestros padres. Digo camaleónica porque su versatilidad rebasa los límites de lo posible.

Esta expresión, como tal, aún no se encuentra recogida en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Para cualquier hablante hecho y derecho necesita de algo más para cobrar sentido.

Aunque no esté aceptada por las autoridades lingüísticas, sus millones de usos están al cabo de la calle. Si le preguntan a un joven qué tal está y contesta «sin más», es necesario realizar un exhaustivo estudio de su expresión no verbal, porque cabe que se encuentre bien –estable-, como que su situación deje mucho que desear, así como todas las variables intermedias. Asimismo, si los jóvenes nos llevamos «sin más» con alguien, no tiene por qué caernos regular, sino tratarse de una buena relación que no llega a la intimidad.

Si bien es cierto que esta expresión de connotación confusa se limita a la costa cantábrica, podemos hablar de muletillas homólogas en todas las regiones de la Península, como el archiconocido «quillo» andaluz, que es de larga tradición, pero cuyo significado ha sido alterado a lo largo del tiempo. Esta creciente epidemia es un signo de la decadencia del lenguaje en mi generación, que representa el porvenir de la sociedad.

Quizás tengamos mentes brillantes y capacidades para cambiar el mundo, pero la pobreza verbal -que no es más que un síntoma de pereza- será el grillete que nos dificultará lograrlo. Si en una entrevista de trabajo respondiéramos «sin más» al por qué queremos ese empleo, estaríamos perdidos.

Esperemos que con la asimilación de los conocimientos, los grilletes se empiecen a aflojar y esta condena pase, como pasará la tempestuosa adolescencia.

Autora: Marina Rodríguez Tornero, 16 años. Colegio Ayalde (Bilbao)