Sobre el futuro de Javier Arenas

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28 ene 2017 / 20:56 h - Actualizado: 28 ene 2017 / 21:39 h.

Resulta sorprendente su capacidad de supervivencia. En la fauna política de nuestro país hay muy pocos que puedan demostrar una mayor capacidad para perpetuarse en la primera línea como lo viene demostrando desde siempre. Javier Arenas sigue ahí, junto Mariano Rajoy, en la misma cocina del partido aunque su protagonismo se haya visto relegado en los últimos años. Mantiene intacta su posición de privilegio y aunque muchos lo dan ya por finiquitado no hay que descartar nada, ni siquiera su implicación más intensa aún en el conflicto interno que vive su partido en Sevilla. Un tardío entretenimiento que le mantiene lo suficientemente activo como para seguir siendo parte de la solución a la que se llegue en el seno de la familia popular sevillana. De todas formas, habrá que esperar al desarrollo del próximo congreso nacional que el PP va a celebrar el mes que viene para conocer el destino que le aguarda en el nuevo organigrama que salga de ese cónclave. De momento, ya se sabe que Rajoy se inclina en favor de María Dolores de Cospedal para que siga al frente de la secretaría general del partido mientras que se visualizará de manera más rotunda la presencia de los Casado, Maíllo y demás integrantes de una nueva generación que asumirá las riendas de la primera fuerza política de este país. Queda por ver qué lugar va a ocupar Arenas, hasta ahora vicesecretario de Política Autonómica y Local. Nada se sabe pero, a buen seguro, que, pase lo que pase, seguirá muy cerca de Rajoy del que ha sido uno de sus colaboradores de mayor confianza. De hecho, como ha avanzado la periodista Cristina de la Hoz, en El Independiente, todo está supeditado a un próximo encuentro que mantendrán ambos en estos días para conocer finalmente el lugar que le espera en la futura dirección del partido que ya se está diseñando. Apunta la colega que podría recalar en la presidencia del Comité Electoral o la de Derechos y Garantías. Sea lo que sea, permanecerá, tal vez, no en el núcleo duro del partido, constituido por los más fieles a la ministra De Cospedal, pero sí en una posición de privilegio en base a lo que ha significado en el PP a lo largo de su trayectoria y lejos, por supuesto, de su caída; algo que algunos pudieran esperar, sobre todo, después de que su nombre se viera envuelto, de una u otra manera, en los diversos asuntos turbios de la financiación irregular de dicha formación. Así que habrá que hacerse a la idea de que Arenas seguirá dando guerra; algo que puede no gustar a aquellos que se desmarcaron de él en su día. El caso más llamativo es el del ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, criatura política surgida a la sombra del propio Arenas y que emprendió tiempo atrás otros vuelos ya bajo el amparo de De Cospedal con la que no mantenía, precisamente, buena sintonía el exvicepresidente de gobierno. Lo ocurrido con el relevo registrado en la Subdelegación del Gobierno en Sevilla ha sido muy revelador de cómo están las cosas. La destitución fulminante de su anterior titular, Felisa Panadero, quien tomó abiertamente partido por el llamado sector crítico del PP sevillano, al que adscriben al propio Arenas, da cuenta de la escasa disposición de los seguidores de De Cospedal a transigir con el viejo líder al que procuran paulatinamente recortar su área de influencia en el Sur. Todo ello, bajo la atenta mirada del presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, quien lejos de pacificar queda a la espera de que termine la contienda para hacerse con el control definitivo del hasta ahora esquivo para él PP de Sevilla. Arenas, quien lo ha sido todo para el PP andaluz, al que llevó a ser el más votado en las últimas elecciones autonómicas a las que concurrió como candidato a la presidencia de la Junta, muy probablemente sepa ya qué va a ser de él, con despacho en Génova y muy cerca del todopoderoso Rajoy. Lo demás es secundario y otros tendrá que esperar, entonces, a una mejor ocasión.