La Tostá

¡Socorro, el cante se acaba!

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 ago 2019 / 08:46 h - Actualizado: 19 ago 2019 / 09:12 h.
"La Tostá"
  • José el de la Tomasa. / EFE
    José el de la Tomasa. / EFE

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Sevilla ha presumido siempre de contar con los mejores cantaores y las más grandes cantaoras en cada etapa del cante jondo. Siempre había uno que mandaba, desde Silverio, que fue la figura indiscutible de su tiempo, hasta José el de la Tomasa, que es el gran maestro que nos queda en activo si nos referimos solo a la capital. Nos hemos ido quedando sin grandes figuras, esas referencias que son imprescindibles para poder presumir de seguir partiendo la pana. A ver si vamos a tener que organizar un concurso al estilo de Falla y Lorca, como el de Granada del año 1922, para rebuscar en el pueblo e intentar encontrar a otro Niño Caracol o a un Tenazas ya medio derrumbado y con una puñalada en un pulmón. ¿Es posible que haya algún cantaor o alguna cantaora escondidos en algún pueblo de Sevilla?

Podríamos hacer algo para, si existe, sacarlo a la luz y que vaya por el mundo representando a una ciudad que es cuna del cante y de grandes intérpretes y creadores. Estaría bien ir a Utrera y, casa por casa, preguntar que si vive alguien que cante como los ángeles morenos. Y luego a Mairena, Carmona, Arahal o Cantillana. Muchos se estarán preguntando qué pasa con esos que cantan para bailar, donde siempre ha habido buenas voces. En Sevilla hay grandes cantaores que se dedican profesionalmente a cantar para el baile, como Juan José Amador o Pepe de Pura, entre otros muchos, pero se sienten cómodos y protegidos en esa faceta y no se lanzan a la arena del cante en solitario, sin volantes ni taleguillas. Enrique Morente solía decir que Juan José Amador era el mejor cantaor de Sevilla, con un sello propio y una cabeza muy bien amueblada. ¿Le falta ambición artística, quizá? Y de cantaoras, ¿cómo andamos? Esperanza Fernández es quizá la cantaora de Sevilla, consagrada desde hace décadas, y luego está Rosario la Tremendita, que se ha ido a lo moderno y parece que puede hacer historia con una guitarra eléctrica y una caja. La Niña de los Peines lo puso muy difícil y desde que se fue estamos dando tumbos.

¿Hablamos de esperanza? Los aficionados tienen puestas sus esperanzas en el nieto de José el de la Tomasa, Manuel de la Tomasa, un cantaor que en poco tiempo ha ilusionado a muchos. No es un cartista de pachanguitas musicales de ojana, sino un intérprete por derecho, serio y comprometido con el legado de los clásicos. Si va a llegar a ser o no el cantaor de Sevilla, solo el tiempo lo dirá, porque no sé si ha cumplido ya los veinte años. Mientras eso llega o no, su abuelo es una joya que hay que cuidar. No solo es un cantaor sevillano porque naciera en la calle Ciegos, en la Alameda, sino porque su cante huele y sabe a Sevilla. Al maestro José Georgio Soto hay que mimarlo, animarlo para que grabe más discos y que no caiga en el desánimo. Y, sobre todo, amarlo, algo que Sevilla siempre ha sabido hacer muy bien. Aunque desde hace unos años ande algo distraída.