«No pasa nada, el año que viene volveremos a jugar la Europa League, que es lo que nos gusta», decía un buen amigo de quien les escribe el sábado por la noche tras la derrota del Sevilla frente al Valencia. Puede que no le falte razón, incluso que sean muchos los que piensan como él. Pero muchos otros seguro que discrepan. Un debate que, en cualquier caso, queda aparcado de momento, pues lo que viene mañana bien podría hacer cambiar de opinión al más pesimista de los sevillistas. Jugarse el pase a los cuartos de la Champions ante el Manchester y en su estadio es un argumento suficientemente sólido como para no pensar en nada más. El Sevilla tiene ante sí la posibilidad de seguir haciendo historia en Europa. De dar una alegría a una afición que, a pesar de haber disfrutado con el pase a una nueva final, nunca está satisfecha de forma completa. Puede que ese sea el quid de la cuestión. Al Sevilla siempre se le pide más y por ese motivo sigue derribando muros. Y eso que la temporada no está siendo la mejor, pero hasta en esa circunstancias es capaz de vivir momentos como el que mañana protagonizará en Old Trafford. No se me ocurre una ocasión mejor para salvar la temporada. Sí, ha leído usted bien. El equipo que confeccionó Óscar Arias está diseñado para pelear por jugar la Champions League. No clasificarse para la máxima competición continental puede tildarse de fracaso, pero el hecho de haber alcanzado la final de la Copa del Rey, así como la posibilidad de llegar a los cuartos mitigaría el despropósito que supone haber realizado la mayor inversión de la historia para acabar jugando la Liga Europa, aspecto que tampoco es que esté asegurado, ni mucho menos...
Económicamente, no estar en la Liga de Campeones ya es un palo gordo. Sirva de ejemplo que llegar a los octavos de la Champions, como ha vuelto a hacer, genera más ingresos que ganar la Europa League. La derrota ante el Valencia o los líos del presidente y el resto de accionistas quedan en un segundo plano ante un cita de este calibre. Nada puede ser más importante que lo que llega mañana. Eliminar a los de Mourinho supondría un golpe de autoridad importante para Montella, Arias y compañía. Todos ganarían crédito y moral para afrontar unos hipotéticos cuartos y quién sabe qué más. Esté o no Navas, acierte o no Muriel y tenga o no su tarde el Mudo, aquí lo único que vale es pasar. Sea como sea. ¿Por qué no? Compitan, sueñen y vayan a por todas.