Subvenciones

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13 dic 2017 / 18:37 h - Actualizado: 13 dic 2017 / 22:20 h.

El proceso de aplicación del artículo 155 en la comunidad autónoma de Cataluña está permitiendo conocer en profundidad la realidad de las practicas de subvenciones económicas a los medios de comunicación editados en lengua catalana.

Esta práctica, autorizada por la UE como elemento de promoción y defensa de la lenguas propias, terminan convirtiéndose en apoyos económicos directamente dirigidos a favorecer no la lengua sino una determinada ideológica política: el independentismo.

En esto días las dos asociaciones que representa a estos medios reconocían en carta pública que la no resolución de estas ayudas en el presente año pone en cuestión la viabilidad del conjunto de medios que representa: unos 650 medios que en su conjunto , dicen , dan empleo a 5.000 personas.

Contando en roman paladino: son medios de comunicación –privados– que no tienen viabilidad si no es con la inyección del dinero público. Una contradicción es una Europa en donde la libre competencia es una de las señas de identidad y las ayudas públicas solo se autorizan cuando existen gap del mercado que su propia dinámica no puede resolver. Sea por cuestiones de riesgo, por escasez de demanda, etc.

Los más conocidos como El Punt AVUI presento un ERE para reducir en 80 personas su plantilla y la editora del diario ARA reconoce que en sus números rojos llegaron en la última década a los 10 millones de euros. Son empresas que solo pueden subsistir por las inyecciones de dinero público. Estrambótico.

Esta defensa de la lengua propia, reconocido en UE, no puede adoptar una formulación que solo generan posiciones editoriales, a favor del gobierno independista, esquilmando los recursos púbicos y malversando la coherencia del mercado.

Cuestión aparte es reconocer que si un medio de comunicación se pone a actuar como un medio de propaganda pierde toda la credibilidad como medio informativo y lo que es peor engaña a la sociedad que está destinada a ser útil. Lo cual no es, posiblemente, un delito reconocido en el Código Penal, pero si destroza el código deontológico del periodismo en todas sus páginas.

En este campo de Agramante que se convirtió la sociedad y la política catalana en los últimos años parece que vuelven a dar la razón al senador estadounidense Hiram Johnson cuando dijo «La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad».