Terapia de Feria

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10 abr 2016 / 21:07 h - Actualizado: 10 abr 2016 / 21:09 h.
"El Baradero","Feria de Abril 2016"

La incertidumbre política. Los papeles de Panamá. La situación económica. El paro. La corrupción. Los refugiados. La amenaza yihadista. En definitiva, estamos viviendo un tiempo de zozobra y preocupación que no sabemos cuánto durará. Menos mal que la llamada cultura de los pueblos establece resortes de distracción y olvido momentáneo para situaciones como las descritas.

Menos mal que, durante unos días, una ciudad como Sevilla maneja su propia memoria selectiva y dedica lo mejor de sí a la diversión y a la fiesta, olvidando, por siete días, la realidad en la que estamos inmersos. La manzanilla y el rebujito serán el antídoto perfecto ante la negatividad de este tiempo decadente. Desde fuera vendrán muchos al socaire de esta posibilidad de olvido momentáneo y camuflaje de lo real. Si no fuera por esta oferta que nuestra tradición se inventó nuestra rutina del sobresalto y la indignación seguiría en pleno apogeo.

El cerebro humano siempre busca resortes de huida y escape cuando lo tangible le oprime intentando sumergirse en los espacios de acomodo y relajación que la visión daría del mundo no le deja. El deseo colectivo sevillano también lo busca de manera inconsciente cuando llega el mes de abril de cada año.

La Feria nos ofrece esta solicitud de tiempo muerto en el que podemos estirar las piernas del olvido transitorio. Llenar nuestro horizonte de rayas, verdes, rojas, azules y blancas es una manera de colorear la quimera. Los cielos de farolillos serán la cobertura de todas las preocupaciones de un año. La práctica del encuentro y la amistad nos recordará que las relaciones humanas siguen siendo el motor de la vida. La sonrisas de la Calle del Infierno nos seguirán indicando lo falto que estamos de fantasía y de sueños. La música y el baile establecerán la necesidad de la diversión. Todo parecerá diseñado por los duendes de la esperanza en que un nuevo tiempo llegará sin sobresaltos e indignaciones. Pero desgraciadamente un castillo de fuegos artificiales nos despertará del trance y nos abrazará de nuevo a la realidad después de siete días practicando terapia de los olvidos. La Feria ya será pasado y nuestras vidas, desgraciadamente... pura realidad.