Todo está en los libros

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13 jun 2017 / 19:52 h - Actualizado: 13 jun 2017 / 19:52 h.

Siempre he sospechado que muchos libros se compran para adornar las estanterías y poco más. El consumismo absurdo también toca la literatura. De un modo salvaje, llega a ese territorio que se define más por el colorido de las portadas, las políticas de precios o la exhibición de los autores en televisiones y fiestas de postín.

Si existiera un mecanismo para medir los índices de lectura en un momento concreto, seguro que los números serían para ponerse a llorar. Pero tener libros en casa viste mucho y afirmar que los lees parece ser la repanocha. Me atrevería a decir que si uno entra en el banco con un ejemplar de Ulises de James Joyce debajo del brazo tiene alguna posibilidad más de conseguir el crédito para el coche. Es posible que algo de Faulkner ayude del mismo modo. Kafka, no sé, no sé. Era un tipo tristón. Todo esto es una pena.

Estoy releyendo Koba el Temible de Martin Amis. El autor nos deja ver sus anotaciones personales sobre una de las grandes estupideces del siglo XX, esto es, sobre lo que sucedió en la Unión Soviética desde el Octubre Rojo en adelante. Si este libro fuera leído por los dos millones de personas que, supuestamente y sólo supuestamente, leyeron El código Da Vinci (entre los que me encuentro, todo hay que decirlo), las cosas cambiarían en nuestra sociedad aunque fuera mínimamente.

Resulta que, al final, todo está en los libros. Después de tantas páginas leídas durante años, siempre terminas encontrando más y más. Claro que, si seguimos adornando los muebles con ejemplares que nunca se abrirán, es difícil que algo cambie.