La realidad es un enorme tópico. Pero, sin embargo, entre el monumental amasijo de tópicos reconocemos parte de esa realidad como zona sobada tanto que ni siquiera parece lo que es. Cuando decimos que esto o aquello es un topicazo lo que decimos realmente es que esa zona de la realidad se ha convertido en algo gastado e incómodo, vacío. Lo que fue ya quedó atrás.
El universo es grande y volver sobre lo mismo, una y otra vez, nos aburre. Si algo destroza a las personas es una rutina que no aporte nada, una forma de vivir en la que la gran sorpresa consiste en que suben las temperaturas o baje el combustible un par de céntimos por litro.
Por ejemplo, que los ricos son poco cuidadosos con los que no lo son puede ser real y verdadero. Pero nos importa muy, muy, poco. Lo que queremos conocer es lo que siente un tipo millonario en el momento de morir, cuando mancha el pañal siendo un anciano o cuando una jovencita se casa con él para sacarle la pasta sin compasión. Esta menos explorado, es más llamativo, pero sigue siendo un tópico.
Todo es un tópico. Hasta lo novedoso y exclusivo, que el caso de occidente suele ser una estupidez de tomo y lomo, es tópico e irrelevante.
Nos hemos metido en una espiral de decadencia que resulta peligrosa y mortecina. Usted y yo, también. Sólo el día que nos lleven con los pies por delante dejaremos de serlo. Dejaremos de ser parte de la realidad. Dejaremos de ser. Así que el que no quiera serlo o escucharlos ya sabe lo que tiene que hacer.