La Niña de los Peines está considerada por todos los especialistas en flamenco como la cantaora más importante de todos los tiempos. Si fue o no la mejor es otra cuestión porque, al fin y al cabo, es algo que tiene que ver con los gustos y hay quienes consideran que artistas como La Paquera de Jerez o Fernanda de Utrera fueron tan fundamentales o más que Pastora Pavón Cruz, que así es como se llamaba la famosa cantaora de San Román. Pero si comparamos unas obras discográficas y otras, la de Pastora es monumental y sigue siendo en gran parte la base del cante actual junto con Chacón, Manuel Torres o Mairena.
Torres Macarena lleva décadas conmemorando cada año la muerte de la artista de la calle Butrón, en la Puerta Osario, ocurrida en noviembre de 1969, cuando residía, ya viuda de Pepe Pinto, en el número 20 de la calle Calatrava, una de las arterias de la Alameda de Hércules. Pastora vivió la mayor parte de su vida en la Alameda, una vez que, a los 10 u 11 años, abandonara la Puerta Osario. Por tanto, era alamedeña cien por cien, lo que le dio a su cante un aire inconfundible, al ser tan fundamental este rincón sevillano en la historia del cante flamenco.
Pastora vivió también en Triana, en concreto en la calle Castilla, cuando era una niña, porque tenía familia en el arrabal por parte de su padre. De hecho, ella insinuó alguna vez que había nacido en esa calle de Triana, en la casa de esos familiares, aunque en su partida de nacimiento se refleja claramente que vino al mundo en el número 19 de la calle Butrón, donde años después aún vivía en ese mismo número su tía Manuela, una de las hermanas de su madre, Pastora Cruz Vargas, del pueblo sevillano de Arahal.
El hecho de que su madre fuera de esta localidad también sirvió para que los arahalenses pensaran que en realidad nació en el pueblo, y no es cierto. El único de los tres hermanos Pavón que nació en Arahal fue Arturo, el mayor, que lo hizo en la calle Juan Pérez en 1882, como ya demostramos hace años. Al poco tiempo, la familia se afincó en Sevilla por motivos laborales del padre de la cantaora, El Paíti, uno de los mejores herreros de Sevilla. Como se colocó en la fragua que los Lérida de Triana tenía en la calle Sol, de San Román, se llevó a toda la familia a esa parte de Sevilla y ahí nacieron Pastora y Tomás, los otros dos hermanos. Tomás lo hizo en 1893 en la calle Leoncillos.
Pero Torres Macarena ha organizado esta semana flamenca para analizar la relación de Pastora con la Alameda, un lugar donde había ya ambiente flamenco y muchos artistas afincados en la mitad del siglo XIX. El propio Silverio Franconetti vivió en ella, en la misma calle Alameda, y también Potro, cuando regresó de América y se instaló de nuevo en Sevilla para seguir con su labor en pro del flamenco. Como dirigía el antiguo Café Silverio, que estuvo en Amor de Dios, decidió vivir cerca por una mera cuestión de seguridad.
Artistas tan importantes como El Canario, el Maestro Pérez, las dos hermanas Parralas, el Perote de Álora, Frijones, Paco la Luz, Antonio el Pintor, Gabriela Ortega, Rosario la Mejorana, la Macarrona, la Malena y el Niño Medina vieron años en la Alameda, y cuando llegó Pastora, comenzando el siglo XX, era la mejor escuela flamenca del mundo. Por eso no se fue ya nunca del barrio, salvo cuando estalló la Guerra Civil de 1936, que la pasó en Madrid obligada por las circunstancias. Y años antes, siendo aún muy joven, que vivió algún tiempo en Málaga.
La Semana Flamenca Pastora Pavón dará comienzo el próximo miércoles, día 21, con el baile de la sevillana María del Mar Berlanga. Al día siguiente le tocará el turno al joven cantaor Manuel de la Tomasa, que estuvo acompañado a la guitarra El Perla. Ambos ilustraron una charla a cargo de este crítico. El viernes, día 23, actuación de la gran bailaora sevillana Carmen Ledesma, con la guitarra de Antonio Moya y el cante del jerezano José Méndez.
El sábado, la conferencia correrá a cargo de Salomé Pavón, sobrina-nieta de Pastora Pavón. Ilustrarán su charla el cantaor José Canela y el guitarrista Miguel Salado. Y ya el domingo, ofrenda floral en su monumento de la Alameda y luego, en el local social de la Peña, conferencia de Manuel Martín Martín y recital de Inés Bacán y Antonio Moya.