Tres victorias (dos amargas)

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26 may 2015 / 00:28 h - Actualizado: 26 may 2015 / 00:29 h.
"PP","Elecciones Municipales 2015","Juan Ignacio Zoido"

Zoido no repetirá como alcalde de Sevilla. De poco le ha servido ser, a día de hoy, el único político que ha sido capaz de vencer en hasta tres elecciones municipales en la urbe hispalense. El cabeza de lista popular ha sufrido un varapalo de consideraciones históricas, con una merma de 60.000 votos y ocho concejales. El repliegue, casi en desbandada, de la confianza que hace cuatro años le prestó la ciudadanía se traduce en una realidad insoslayable: su reelección se presenta tan inviable como conseguir que el Partido Popular siga gobernando en Sevilla más allá del primer mandato. Ya le ocurrió a Soledad Becerril. La marquesa de Salvatierra, aunque procedente de un pacto de gobierno con el Partido Andalucista y no de una mayoría descomunal, no convenció al respetable tras su primera experiencia como primera edil y acabó con sus huesos en el secarral de la oposición, siendo incluso testigo de como quien fuera su socio de gobierno cambiaba la chaqueta azul por la roja de Monteseirín.

No es la primera vez que Zoido vive una noche agridulce. Realmente, el poco azúcar que pudo tener la jornada electoral de ayer para el candidato a la reelección la dio la remontada al escrutinio, allá por el 80 por ciento, cuando tras la ventaja inicial de Juan Espadas y los avances de la encuesta pie de urna de Canal Sur, favorable a los socialistas, mudó la tendencia. Al calor de la incorporación del voto en los distritos afines al partido de la gaviota se llegó hasta ese punto hilarante del marcador municipal, el 12-11 con el 95 por ciento escrutado, 2.500 votos de diferencia y 15.000 sufragios en el limbo de las papeletas extraviadas. Éstas fueron sumadas ayer por la tarde, en un hecho sin precedentes entre las consultas locales. Nada cambió, apenas se distanciaron en 500 apoyos más que elevaron hasta 3.000 la diferencia entre los dos grandes. Victoria pírrica con halo de solemne derrota. De hecho, se trata del suelo histórico del PP en Sevilla desde 1991, cuando, pese a la victoria del socialista -integrante del clan de la tortilla- Luis Yáñez, resultara alcalde Rojas-Marcos, candidato del PA sustentado por la tercera fuerza política, el PP de la ya citada Soledad Becerril.

En 2007, la situación era diametralmente opuesta. Zoido también ganó. Con los mismos concejales y un porcentaje de voto aún más apretado, pero no mediaba una diferencia previa de casi media cámara municipal, sino todo lo contrario, una mayoría relativa de Monteseirín. Entonces, el pacto de gobierno estaba cocinado desde antes del día D. El PSOE mantuvo el gobierno y, cómo no, se dio continuidad al bipartito de izquierdas. Ese fue el primer episodio del sándwich electoral de tres victorias, y sólo la interior (2011) fue de tomo y lomo. Aquella vez, como ya avanzó en la tarde de ayer, clamó por la negociación, mero postureo, conocedor de las dificultades que tenía, y tiene, para agrupar apoyos. La situación actual también cabalga con el rechazo del resto de grupos. Participa Sevilla habla de «impedir que gobierne», Ciudadanos tilda de «cambio» la elección de los sevillanos e IU, más tibio en declaraciones, está a varios años luz de siquiera conversar sobre una mínima alternativa de gobierno. En este sentido, la figura de Espadas sí que toma relevancia. El candidato socialista ha conseguido insuflar optimismo en un alicaído PSOE sevillano. Su talante, conversador y de consenso, es un aval que ratifica su posición de ventaja a la hora de conseguir el aliento de los tres en discordia. Tiene veinte días, y ya planea la opción del acuerdo de investidura. Ciudadanos y Participa inciden en su desinterés por «ocupar sillones» y coinciden en que ya acabó el tiempo de Zoido. Blanco y en botella. ~