Trump

Image
18 ene 2017 / 23:31 h - Actualizado: 18 ene 2017 / 22:31 h.
"Donald Trump"

A falta de escasas horas de que Donald Trump se convierta en el nuevo presidente de los Estados Unidos de Norteamérica la preocupación se hace cada vez más patente en el mundo de la cultura , el periodismo y la televisión.

Michael Moore, documentalista y ganador de un Oscar, predijo en el pasado verano que el magnate ganaría las elecciones venciendo en estados tradicionalmente demócratas como Michigan, Ohio, Pennsylvania y Wisconsin. Esto supuso un mayor esfuerzo por parte de Moore y gran parte de los líderes culturales en su apoyo a Hilary Clinton pero la realidad se hizo evidente y dentro de pocas horas el nuevo «emperador» será coronado en Capitol Hill.

Con la toma de posesión de un mandatario que se comprometió a construir un muro en la frontera de México o prohibir la entrada de musulmanes en EEUU la controversia se fortalece. Desde el periodista Dan Rather: «No podemos dar marcha atrás», la entrevistadora y periodista de Netflix ,Chelsea Handler: «Hay un niño en la Casa Blanca» y anunció que pensaba venir a España a vivir (no es broma). Dean Baquet, editor de The New York Times afirmó: «Creo que hemos sido muy tímidos en el pasado», refiriéndose al escaso eco en contra que la prensa dio en la campaña electoral a las boutade del candidato Trump.

Aquellas lluvias traen estos lodos, que dice el refrán, y ahora que la nación poderosa se encuentra con un presidente fuera de toda norma, sin experiencia política previa, sin más referencia que ser un rico especulador y un showman con cierta fama además de hortera redomado, se empieza a preguntar una parte sustancial de la cultura americana a dónde van.

La suerte será si el sistema mismo sirve de control de daños y si en el futuro se meterá en alguna guerra, que para eso se debe dejar ganar dinero a los amigos, o fortalecerá la industria del petróleo, que tan de capa caída anda, será mejor que la frase que cierra el juramento del presidente «que Dios me ayude» se cumpla para la tranquilidad de todo. Aunque es mejor seguir el dicho «que me coja confesado».