Los magnates de la industria del conflicto se frotan las manos. Israel e Irán se bombardean recíprocamente en territorios sirios del presente o del pasado tras dar Trump desde la Casa Blanca el banderazo de salida a una escalada de enfrentamientos bélicos, económicos, políticos y religiosos. Cotiza al alza negociar la preocupación. Quienes tienen posición de prevalencia a nivel global en la madeja de intereses financieros, bursátiles y comerciales obtienen pingües beneficios con cualquier agravamiento dosificado de los peligros e incertidumbres derivados de las hostilidades ‘de baja intensidad’. Y después también sacan tajada cuando apagan los fuegos que han provocado y se prometen pactos de no agresión a cambio de inversiones. Así va cambiando el guión para odiarse o amarse en las dos Coreas con armamento nuclear de por medio, para demonizar o no a México con un muro, y sobre todo para mantener Oriente Próximo como una coctelera de contenciosos agitados y mezclados.
La mayor cumbre mundial de historiadores, académicos, investigadores y analistas sobre Oriente Medio es el Wocmes, que se celebrará en 2018 en Sevilla, del 16 al 22 de julio. Con más de 3.000 expertos procedentes de 72 países. La Fundación Tres Culturas, con apoyo de la Universidad de Sevilla, ejerce de anfitrión de un evento de extraordinario nivel intelectual y espíritu de concordia. Cuando en noviembre del pasado año algunos integrantes del comité organizador fueron a Washington para dar a conocer los pormenores de este gran congreso a los miembros de la Middle East Studies Association, no podían predecir cuál de los problemas geopolíticos de la región estará más de actualidad cuando se encuentren en Sevilla. Pero podían apostar, sin riesgo a equivocarse, que al menos uno dará mucho que hablar durante esa semana en la que se expondrán más de 2.000 comunicaciones y estudios que ya se están enviando al comité científico del Wocmes. Estando Trump de por medio, muy ligado al sanedrín que favorece la ‘pinza’ Israel-Arabia Saudí contra Irán, este continuo ‘casus belli’ de intereses creados entre los lobbys del petróleo y el pulso por la hegemonía en la doctrina islámica entre wahabitas y chiítas tiene todas las papeletas para ser la canción del verano que resuene en las aulas del Wocmes.
Ni las bombas ni las soflamas impedirán que en Sevilla dialoguen y confraternicen, exponiendo sus investigaciones aunque enmienden lo politicamente correcto aquí o allá, representantes de universidades, fundaciones e institutos procedentes de países como Estados Unidos e Irán. Un congreso como el Wocmes, encabezado por Guenter Meyer, del Centro de Investigación sobre el Mundo Árabe en la Universidad de Mainz (Alemania), es un oasis ante las campañas de pensamiento único que intentan convencer a la opinión pública sobre una presunta identidad monocorde en cada país. Y coincide con una coyuntura clave para que Europa aprenda a defenderse mejor de Trump y de Putin. Lo ha dicho alto y claro Angela Merkel: “Hay conflictos a las puertas de Europa. Y la época en la que podíamos confiar en EEUU se acabó”.
En España, para fortalecer un salto cualitativo en la construcción de la Unión Europea, nuestra primera obligación es resolver bien el intento de romper la democracia española perpetrado por el ‘ayatolá’ Pujol y sus secuaces.