Un camino largo

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17 ene 2017 / 23:43 h - Actualizado: 17 ene 2017 / 23:43 h.
"Fin de pista"

La ciudad inicia su viaje pendular a una meta que, manoseada y vendida al mejor postor, nos impide gozar con aquellas posadas del camino que nos invitaban a demorar la meta. Era una senda hermosa curada con los fríos de enero; sacudida con los chaparrones inesperados de febrero y, definitivamente, embalada en esas tardes alargadas y plomizas de marzo que –ahora sí- terminaban de poner el reloj en hora rindiéndonos a las plantas de Jesús Nazareno. Pero la trivialización de la Semana Santa; la anticipación de ese tiempo hermoso –reconvertido en un barato objeto de consumo- nos ha privado de otros paisajes con figuras.

El viaje de la memoria vuelve a ser el mejor aliado para volver a sentir, palpar y hasta oler el retablo de sensaciones que aprendimos siendo tan chicos sin saber casi nada. La Semana Santa no se consumía en un Smartphone pero sí se presentía en las nubes lejanas y altas, en los atardeceres atrasados y en las primeras caricias de aire tibio que nos invitaban a escapar para espiar los pasos que comenzaban a alzarse en las iglesias del centro con puntual sincronía.

Ha pasado el tiempo. La vida se llenó de prisas, gestiones inaplazables, obligaciones irrenunciables y tareas cotidianas. A veces merece la pena aparcarlo todo para volver a ser –aunque sólo sea un minuto- parte de los que fuimos. Es un viaje de vuelta a esa niñez remota en la que soñábamos con siete días que abrían la ciudad como un libro; que mostraban esas islas de belleza que sólo volveríamos a pisar pasado un año.