Viéndolas venir

Un golpe de calor

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Álvaro Romero @aromerobernal1
30 jun 2019 / 12:29 h - Actualizado: 30 jun 2019 / 12:30 h.
"Viéndolas venir"
  • Un golpe de calor

En una finca cordobesa murió hace unos días un menor de edad que estaba segando y, en el colmo del sofoco, aprovechó para refrescarse en la piscina. Al parecer, lo encontraron en estado comatoso, como el compadre del Romance sonámbulo de Lorca encuentra a su hija en el aljibe, después de haber esperado hasta el límite de la vida y del amor al contrabandista con el que se iba a casar. Verde que te quiero verde.

El suceso se resuelve con esa frase hecha de todos los veranos, un golpe de calor, y con el rito de estos casos, un día de luto oficial decretado por el Ayuntamiento de turno.

Pero por detrás del termómetro y de los 17 años del segador laten cuestiones insufribles de esta Andalucía profunda que ni las luchas sindicales ni la decencia política ni el grito literario de los últimos siglos ha conseguido domeñar. Aquí vuelve a latir el corazón del niño yuntero de Miguel Hernández, aquel chiquillo que “mientras trabaja, masculinamente serio, se unge de lluvia y se alhaja de carne de cementerio”, aquel muchacho “cada nuevo día es más raíz, menos criatura, que escucha bajo sus pies la voz de su sepultura”. Aquí vuelve a latir el corazón de los vendimiadores de aquellos Dos días de setiembre de Caballero Bonald, pero a finales de junio; aquí laten los corazones de aquellos segadores de Jarcha, el amarillo encendido de Los segadores de Picasso y de El segador de Van Gogh...

Aquí late la rabia por las ridículas subidas salariales de los trabajadores del campo, las ridículas medidas para el bienestar de los emigrantes, las ridículas mejoras en las condiciones laborales de quienes siguen trabajando de sol a sol, pese a los convenios de papel mojado, mientras en tantas salas plenarias de ayuntamientos de toda España los ediles se suben sus sueldos hasta un 40% de una cosecha a la siguiente y sacan panfletos con consejos de despacho: se recomienda beber agua con frecuencia, no exponerse al sol y mantener una dieta rica en vegetales y frutas. Qué buenos golpes.