Hoy permitan que les mezcle los sabores, a veces el paladar sabio en su memoria, reconoce sabores nuevos, a ratos agrios a ratos dulces y suaves. Se escribe el tiempo con lluvia y viento, la bendición del agua también es necesaria. Y entre tanto seguimos avanzando en nuestros días. Hoy me desayuno una instantánea de un niño sirio acostado entre las tumbas de sus padres, y es difícil, muy difícil aislar esa sensación y darle la frialdad de la distancia.
Para no plantear el horror como tal, me auto convenzo que son víctimas de una guerra, y cuando me doy cuenta no me reconozco pensando así.
Permitan el gazpacho que les muestro, somos capaces de arrojar bombas a los niños, somos capaces de crear belleza en un lienzo, somos capaces de seguir viendo como algo cotidiano inmensos campos de refugiados, somos capaces de escribir en un pentagrama arias de ópera que nos encogerán el alma, somos capaces de torturar y abandonar animales que nos lo dieron todo, somos capaces de conservar legados de siglos en nuestra Hermandades, somos capaces de no mirar al que duerme al raso en días de helada, somos capaces de llorar de emoción en una esquina con una revirá con cera baja, somos capaces de pegarnos por el fútbol, somos capaces de en silencio entregarnos a la Cruz, somos capaces de alegrarnos de las desgracias de otro, somos capaces de reinventarnos treinta veces en busca de la felicidad, somos capaces de recoger almas en la orilla de una playa como si fuesen fardos, somos capaces de levantarnos una y mil veces en medio del deshielo, somos capaces de abandonar bebés en papeleras, somos capaces de proteger con lo mejor que tenemos a nuestro pequeños en las Estaciones de Penitencia, y si somos capaces de que todo esto nos menee «los mimbres» habrá valido la pena.
Explíquenme queridos terapeutas del alma humana, yo a veces me pierdo.
Alguien me dijo que la vida interior conlleva un extra de sufrimiento, y otro sabio aquello de «los simples viven más felices».
Les invito a digerir y, como de dualidades se trata, hoy suena de fondo... Silencio blanco.
Discúlpenla, a ratos acaricia el esparto, no todo es terciopelo y tisú.
Disfruten, tenemos muchísima suerte.