Una de viacrucis

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06 mar 2017 / 21:23 h - Actualizado: 06 mar 2017 / 21:25 h.
"Cofradías","Cuaresma","Cuaresma 2017"

Y no me refiero al del Consejo que anoche presidió el Señor de la Oración en el Huerto de Monte-Sión sino a esa serpiente informativa de Cuaresma que está siendo lo de los itinerarios de los que organizan las cofradías sevillanas. Ya sabrán que, por el artículo 56 de las nuevas Normas Diocesanas, el recorrido de estos viacrucis debe limitarse a la feligresía parroquial de la hermandad en cuestión, aunque hecha la ley, desde Palacio mismo han invitado a la trampa si se quiere ir un poco más allá: la reforma de reglas.

En esta ocasión, no ha servido el otras veces recurrente están ustedes eximidos del cumplimiento de esa regla. Ahora, lo que se impone es el pase usted por aquí para que le firmemos el papelito de marras, aunque –y aquí está a mi corto entender el quid de la cuestión– como usted no esté al día de sus cuentas y del cumplimento obligado con el Fondo Común Diocesano, le vamos a reformar las reglas cuando toree Cascorro. Y mientras tanto, pues eso, que por ejemplo la hermandad de La Macarena, en su malogrado viacrucis del pasado viernes por la amenaza de lluvia, barajó cometer la tropelía de salirse de su feligresía para llevar al Señor de la Sentencia al cercano hospital y que enfermos y personal sanitario le rezarán un Padrenuestro. Pero claro, además de con la inclemencia meteorológica, con la iglesia se topó y eso que la cofradía de San Gil es de las más cumplidoras con el fisco.

Para colmo, el día que presentó el novedoso Protectorado Canónico, el arzobispo Asenjo sorprendió a propios y extraños con sus palabras: «Tenemos muchos viacrucis y debemos causar las menos molestias posibles a la sociedad civil de Sevilla». Pues a prohibirlos toca, porque lo que no pretenderá usted es distinguir también en esto entre hermandades de primera y segunda y decirles a unas que sí y a otras que no. Y, por cierto, vamos a aclararnos porque los que aplauden sus palabras son los que nos critican por salir a la calle. ¿En qué quedamos, puertas abiertas y testimonio público de nuestra fe o todo lo contrario?