No dejen de ir a verla al convento del Santo Ángel. La exposición de los crucificados de Pablo de Rojas, Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa en el mismo tiempo e idéntico espacio abre una hermosa ventana a un momento apasionante que revoluciona la propia historia del Arte a caballo de los siglos XVI y XVII. Del Cristo del Seminario de Granada al impresionante Laocoonte mesino de San Pedro de Vergara hay apenas unas décadas en las que se pasa del manierismo italianizante al barroco pleno. Se trata de comprender el momento histórico en el que realizaron estas obras fundamentales pero también de recordar las manos y los nombres que se mueven en la ciudad del Siglo de Oro en esos años apasionantes. El padre Dobado recordaba –acertadamente– que el taller de Montañés se abría muy cerca del convento del Santo Ángel. Hablamos de una ciudad en la que pulularon, convivieron, se apreciaron y detestaron artistas de la talla de Murillo, Valdés Leal, Pacheco o Alonso Cano. Cada uno de los crucificados es consecuencia del anterior y el original argumento de la exposición, pese a su brevedad, aporta ese carácter formativo. El impresionante Cristo de la Agonía concita casi toda la atención pero no hay que olvidar que el Señor de los Desamparados es el verdadero eje de la muestra. Juan Martínez Montañés tuvo la clave pero, ya lo apuntó el profesor Villar, sigue habiendo cabos sueltos. No se pierdan el próximo número de la revista Más Pasión...~