Una sugerencia al nuevo gobierno de Andalucía

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09 dic 2018 / 07:00 h - Actualizado: 07 dic 2018 / 16:21 h.

Han sucedido acontecimientos interesantes en nuestro país desde la publicación de mi última reflexión la semana pasada.

Sin duda, la decisión de los ciudadanos de elegir a sus representantes en la Junta de Andalucía ha supuesto un verdadero vuelco en el mapa político, claro según las previsiones que los propios estrategas del marketing político habían fijado. Sin duda poco habían escuchado a los ciudadanos. En diferentes artículos que he escrito he señalado, entre otros temas, que los políticos, en la mayoría de los casos, se mueven al dictado de los llamados especialistas que todo lo fundamentan en estudios de opinión. Con pena hay que reconocer que los políticos muy pocas veces se mueven a tenor de resolver los problemas que las personas tenemos. Observen su lenguaje y sus titulares, verán que no transmiten la pasión del compromiso y del empeño en dar respuesta a verdaderas necesidades; sus expresiones planas y su lenguaje no tiene armonía y mucho menos coherencia. Se dirigen en sus intervenciones a sus militantes, y no se percatan que la mayoría de los ciudadanos no militan en ningún partido y que su voto es, además, libre de cargas ideológicas, y que lo que les preocupa es lo que sucede día tras día en su realidad de vida.

Se han olvidado que están en las Instituciones porque los ciudadanos les prestamos el voto y que ellos no son dueños de este voto. No han entendido que nos representan y que nunca son dueños del destino de las personas; este es el éxito de la democracia.

Gobernar significa servir y, sobre todo, comprender y respetar. Los ciudadanos tienen mucho sentido común y gracias a éste son capaces de votar con libertad y elegir aquello que más puede convenir para gobernar.

Me permito, después de lo escrito hasta este punto, sugerir un objetivo de trabajo para los políticos que tendrán la responsabilidad de servir, a través de un gobierno, a los ciudadanos de Andalucía: Trabajen con el tejido empresarial.

El trabajo sirve para generar riqueza y sin ésta será imposible que una sociedad pueda avanzar. Quizá sea esto el primer problema a solucionar en Andalucía. Tienen la oportunidad, independientemente del gobierno que se forme, que este tema sea el eje que vertebre la preocupación de los servidores públicos, y no la tragedia y el dolor de formar o no gobierno.

Las empresas son un bien que hay que potenciar y nunca eliminar. Hay que favorecer un clima social que anime a emprendedores a poner en marcha proyectos que generen puestos de trabajo. El gobierno que se constituya tendrá que emplearse con intensidad en desarrollar los resortes necesarios para que esto sea posible. Tener un puesto de trabajo es dignidad. No un puesto clientelar si no un espacio de trabajo para realizarse auténticamente como persona. El trabajo, además de impregnar a la persona de dignidad, logra que tenga mayor grado de libertad.

Vengo señalando en mis reflexiones la necesidad de constituir una mesa de trabajo entre empresarios, políticos y representantes del tercer sector. Solamente de manera conjunta se podrá crecer en democracia y generar proyectos que ayuden a resolver infinitos problemas existentes, en este caso, en Andalucía.

La estrategia empresarial debería ser sin miedos ni medias tintas la de invitar a los políticos a hacer una reflexión conjunta sobre lo que verdaderamente ocurre cuando existe una tasa importante de personas desempleadas. La solución no la tienen los políticos, se puede buscar de manera consensuada entre empresarios, políticos y entidades del Tercer Sector. Entre todos deben de hallar la solución al desempleo, y un punto de apoyo es apostar por el desarrollo del Bien Común.

El Bien Común puede ayudar a equilibrar de manera coherente los problemas generados por la falta de empleo. El Bien Común nos hace adentrarnos en reflexionar sobre el significado de la riqueza social. El Bien Común nos implica a todos los ciudadanos a crecer en fraternidad y justicia social. El Bien Común puede ser patrimonio de todos aquellos políticos, independientemente de su posición, que tengan claro que han llegado a las Instituciones para servir y, desde luego lo han hecho, con un voto prestado y, nunca, cerrado.

La estrategia de los empresarios es abordar una mesa de trabajo que tenga como común denominador el Bien Común. Para ello es necesario que la empresa está atenta a lo que el Papa Benedicto XVI señala en su Encíclica Cáritas in Veritate, por cuanto que, si éstos desean que la economía sea una variable positiva en la sociedad, es necesario que aborden el desarrollo económico bajo una estrategia que genere riqueza social, "uno de los mayores riesgos es sin duda que la empresa responda casi exclusivamente a las expectativas de los inversores en detrimento de su dimensión social. Debido a su continuo crecimiento y a la necesidad de mayores capitales, cada vez son menos las empresas que dependen de un único empresario estable que se sienta responsable a largo plazo, y no sólo por poco tiempo, de la vida y los resultados de su empresa, y cada vez son menos las empresas que dependen de un único territorio. Además, la llamada deslocalización de la actividad productiva puede atenuar en el empresario el sentido de responsabilidad respecto a los interesados, como los trabajadores, los proveedores, los consumidores, así como al medio ambiente y a la sociedad más amplia que lo rodea, en favor de los accionistas, que no están sujetos a un espacio concreto y gozan por tanto de una extraordinaria movilidad. El mercado internacional de los capitales, en efecto, ofrece hoy una gran libertad de acción. Sin embargo, también es verdad que se está extendiendo la conciencia de la necesidad de una «responsabilidad social» más amplia de la empresa. Aunque no todos los planteamientos éticos que guían hoy el debate sobre la responsabilidad social de la empresa son aceptables según la perspectiva de la doctrina social de la Iglesia, es cierto que se va difundiendo cada vez más la convicción según la cual la gestión de la empresa no puede tener en cuenta únicamente el interés de sus propietarios, sino también el de todos los otros sujetos que contribuyen a la vida de la empresa: trabajadores, clientes, proveedores de los diversos elementos de producción, la comunidad de referencia" cfr. n.40

Otro gran reto es entender que espacios como la educación, la sanidad, la atención sociosanitaria y la acción social tienen que abordarse con los agentes , fundamentalmente del Tercer Sector, que tienen presencia en estos ámbitos. No es lógico que los servidores públicos quieran monopolizar la gestión directa, esto es un grave error. Lo realmente positivo es establecer formulas jurídicas en donde Administración Pública, Tercer Sector y Empresas de Servicios puedan planificar un plan de acción conjunto que, bajo la tutela de los poderes públicos, den respuesta a las necesidades que la población tiene al respecto. La obsesión de muchos políticos por acabar con las formulas de colaboración existentes en estos espacios puede ahogar los principios señalados en nuestra Constitución de libertad y de elección. Por otra parte los ataques encubiertos hacia las Instituciones que prestan servicios en las áreas señaladas terminan pasando factura a los partidos políticos que fomentan estas políticas.

No olviden los políticos que el voto que reciben es prestado y nunca suyo. No olviden los empresarios que tienen la obligación de emplearse intensamente por generar fórmulas de colaboración conjunta generando riqueza social. No olviden las Organizaciones del Tercer Sector que son una herramienta eficiente y eficaz en los ámbitos de atención a la población como son la educación, la sanidad y los servicios sociales; esto último se recoge en la Directiva Comunitaria 24/2014.

La estrategia no es otra que el desarrollo del Bien Común, y los ciudadanos tenemos la obligación de exigir a nuestros representantes políticos que cumplan con este objetivo. Sin duda el nuevo gobierno de Andalucía, sea quien quiera que lo ejerza, es mejor que no se olvide del logro de este fin.

La próxima semana reflexionaré sobre la responsabilidad del Tercer Sector en los espacios de educación, sanidad y servicios sociales en relación con el Bien Común.

David López Royo

Director de Responsabilidad Social Corporativa

Chávarri Abogados

Delegado Episcopal de Fundaciones

Archidiócesis de Madrid